Revista Infancia
"Diada de Sant Jordi. Es algo especial para mí; en tal día como hoy me casé hace “tropocientos mil años” Sí, sí. Sigo con la misma esposa de siempre, no he cambiado nunca. Ahora casi suena raro pero estoy muy contento y feliz. La verdad es que llamarla “esposa” parece que me hayan atado con un candado y decir “mi señora” lo encuentro un poco cursi. En presentaciones a desconocidos es frecuente oír: “Le presento a mi señora”. Pero las mujeres, más listas que el hambre, no dicen nunca: “Le presento a mi señor”. Estaríamos en la época feudal.
Un matrimonio tan prolongado no es una tarea fácil. Cuando el cura te casa siempre dice algo así “ …..lo cuidarás en la salud y en la enfermedad”. Muchos no le hacen ni puñetero caso. A la que hay algún problema se largan o se separan con una facilidad pasmosa. Por eso no me gusta ir la las bodas. Mucha fanfarria y al cabo de poco tiempo el 45% ya se han separado. Es cierto que la vida es como decía la madre de Forrest Gump: “es como una caja de bombones que algunos salen buenos y otros no”. Todos lo matrimonios tienen altibajos: la pareja va en un tándem y si uno deja de pedalear se caen los dos. También es cierto que cuando declararon la indisolubilidad del matrimonio no calcularon que seríamos más longevos. La gente se moría hacia los 40 “tacos” y ahora no. Y claro no es lo mismo aguantar a la pareja 15-20 añitos a 40-50. Supongo que es ese es el motivo para hacer “recambios periódicos”. Pero sigo con la Diada. Es un día entrañable; tiene un algo especial que lo hace maravilloso, la gente trabaja, compra libros, se regalan rosas a los seres queridos y, además, mi aniversario de bodas.
Con mi mujer hemos pasado por momentos dificilísimos pero a medida que va pasando el tiempo creo que ha valido la pena."
Sigo creyendo lo mismo.