Mi matrona es estupenda, al menos a nosotros nos causó una excelente impresión. La visita con ella nos dejó muy buen sabor de boca y esperamos que sea siempre así. El caso es que cuando os conté sobre aquel día me quedaron un par de cosas en el tintero y ahora me gustaría retomar la primera de ellas: la cuestión de la dieta.
La matrona nos contó aquel día que por lo general ella siempre hacía recomendaciones dietéticas a las embarazadas, que en realidad no son nada del otro mundo: más que nada, alimentarse de forma muy sana y equilibrada y tener cuidado con ciertas limitaciones especiales a causa del embarazo.
Pero nos aclaró también que a ella le gusta ser más concreta porque hoy en día mucha gente se arma un lío con qué es sano y qué no lo es y es mejor prevenir. En mi caso, dijo, estaba especialmente interesada en que me ciñera dentro de lo posible a la dieta que me iba a indicar, porque mi padre es diabético y eso me hace algo más propensa a la diabetes gestacional, y una dieta muy cuidada puede ayudar a prevenirla y también a tratarla. También tengo que tener cuidado con el aumento de peso, si es lento y progresivo (especialmente al principio) es lo mejor, aunque no me quedó del todo claro si eso también me lo dijo por mis antecedentes familiares de diabetes.Os voy a contar los detalles más importantes (yo, alumna aplicada, cogí dos carillas de apuntes en mi cuaderno solo sobre la dieta) y luego os explico mi experiencia.
Precauciones especiales
Hay ciertos alimentos con los que hay que tener cuidado, pero en realidad es muy fácil. Atención con todo lo que no haya sido cocinado o congelado. Teniendo en cuenta esa regla, hay distintas soluciones según el tipo de alimento:
♥ Sobre las verduras crudas, el problema es el contacto con la tierra, por lo que existe una posibilidad de contagio de la toxoplasmosis. Es recomendable lavar cuidadosamente todo lo que vayamos a consumir (hay quien usa lejía alimentaria, pero mi matrona me dijo que un lavado minucioso era más que suficiente). En la calle, evitar tomar ensaladas (no podemos estar seguros de cómo las han lavado) y pelar muy bien las frutas.
♥ Las chacinas (que están curadas) pueden ser también un problema, pero se soluciona metiéndolas 48 horas en el congelador (evidentemente, tampoco las podemos pedir en la calle). Dicen que sabe igual, pero aún no lo he probado (no consumo habitualmente estos alimentos). Gracias a matronaonline sé que eso se aplica también a mis anheladas anchoas, que me voy a tomar hoy de tapa antes de la cena. Otra opción para este tipo de alimentos es cocinarlos: así cené yo anoche unos guisantes con jamón. Con la mayoría de los fiambres no pasa nada, porque están cocidos.
♥ Con los lácteos, tener siempre la precaución de comprobar que están pasteurizados.
♥ Si no lo tenemos claro, evitar el alimento hasta poder consultarlo. Cuidado con las infusiones, algunas pueden ser perjudiciales (la salvia, el poleo menta…).
La dieta
Es muy sencilla, en realidad:
♥ Desayuno: algo de cereal (mejor integral), un lácteo y algo de fruta. Si me apetece un poco de proteína, está bien, aunque siempre con las precauciones que ya he indicado. Eliminar el café y el té (si nos cuesta, una sola taza al día) o sustituirlo por descafeinado.
♥ Comida y cena: siempre una buena ración de verdura y algo de proteína. En la comida, es recomendable que la verdura esté cruda (en ensalada) por su alto contenido en fibra; puedo comer además pasta y arroz de vez en cuando. Por las noches es preferible que la verdura esté cocinada para evitar las digestiones pesadas y que vaya acompañada de una ración de carne, pescado o huevo. En ambos casos terminar con una fruta, si es sin pelar mejor, por el aporte de fibra.
♥ También debo hacer pequeños tentempiés entre horas. La idea es no pasar más de tres horas sin comer algo durante el día, para evitar hipoglucemias. ¡Ojo! Los tentempiés tienen que ser muy pequeños, lo justo para recobrar energía: un yogur con un poquito de muesli, una pieza de fruta, un minibocadillito, un par de galletas integrales o un zumo natural (o al menos sin azúcares añadidos)
♥ Otras recomendaciones generales son: tomar dos o tres lácteos al día (nosotros tomamos leche desnatada y le parece genial), varias raciones de fruta, reducir al mínimo la bollería industrial y alimentos precocinados e intentar evitar los alimentos picantes (¡con lo que me gustan!) y los fritos, aunque de vez en cuando me puedo permitir unos huevos fritos con patatas, que son mi comida favorita (pienso hacer uso de este «comodín» muy pronto). Me queda la duda de si puedo darme también algún caprichito picante, no caí en preguntarlo.
♥ El consumo total de aceite al día no debería superar las dos cucharadas soperas. El exceso de aceite es el principal motivo por el que engordamos demasiado incluso con una dieta equilibrada.
♥ También hizo mucho hincapié en que no debo comer raciones demasiado grandes ni repetir un mismo alimento con mucha frecuencia (aunque me guste mucho), porque es habitual que terminemos cogiéndoles asco a esos alimentos.
Mi experiencia con la dieta
Pues la dieta ha resultado ser mano de santo, el estreñimiento de las primeras semanas ha desaparecido y me encuentro bastante bien, y cuando siento náuseas suelen desaparecer si me obligo a comer algo. Lo que más me cuesta es reducir tanto el aceite: yo era de raciones de aceite muuuuy generosas y ahora las ensaladas me saben insípidas. Me pregunto si es ese el motivo por el que de momento mi peso no ha aumentado en absoluto.
Lamento no haberle hecho caso a la matrona en cuanto a su última recomendación: me encantan los frutos secos, pero tras un atracón de esos que me daba sin pestañear antes de estar embarazada les he cogido un asco tremendo; lo mismo me ha pasado con las sardinas, las comí dos días seguidos y ahora es pensar en ellas y me dan arcadas. ¡Al menos me consuela que a muchas se les pasó al superar el primer trimestre!