La diferencia entre amar y deber

Ninguna relación es igual a otra, pero de cierta forma nos volcamos en tratar de entender nuestras experiencias gracias a las experiencias de otros, y si alguna vez te has preguntado si están contigo por deber o por amor, nada dibuja tanto la división entre ambas como pasar el mismo infortunio con dos personas distintas.

En el caso hipotético (aunque de mi parte de hipotético no tiene nada), enfermaste y parte de tu tratamiento implica quedarte horas sentada con una mascarilla en tu cara y una maquina al lado, lo suficientemente ruidosa como para apagarte los pensamientos; entonces necesitas compañía.

Alguien que se disfraza con el manto del amor te abraza diciendo que daría la vida por ti, pero es acosado por la impaciencia a las pocas horas, mira el teléfono cada segundo para verificar que los minutos estén pasando, como si así pasaran más rápido, y para culminar la pintura se pasea frente a ti como fiera enjaulada.

Y con esa compañía terminas sintiéndote más enferma de lo que ya estabas, con el tratamiento medio concluido porque tu compañía decidió que era suficiente espera y no necesitabas terminar con todo el tratamiento.

Podrían imaginar ahora como sería la compañía de alguien que te ame porque simplemente te ama y no porque le han impuesto amarte. La espera a que termine el tratamiento es tan larga que te quedas dormida y al despertar simplemente miras a tu lado y ves su figura asegurándose de que la mascarilla no te lastime; porque aún quedan muchas horas de espera por delante y mereces estar cómoda. Y la persona a tu lado mira el teléfono con la pereza saliéndosele de los ojos pero sabiendo que no hay nada más importarte en el mundo que esperar a que estés bien.

Y esa es la diferencia entre amar y deber.