Revista Sociedad

La difícil situación de las empleadas domésticas inmigrantes en Jordania

Publicado el 29 febrero 2012 por Hogaradas @hogaradas

Sin días de vacaciones, sin disponer de su pasaporte, trabajando largas jornadas por salarios irrisorios. Son algunas de las condiciones laborales que tienen que soportar muchas de las empleadas del hogar de origen inmigrante que trabajan en Jordania. Gracias al trabajo de ONG como Tamkeen o el Centro Adaleh, la situación se está regulando progresivamente.

Jordania contaba con unas 8.000 trabajadoras del hogar hace casi 30 ańos. Actualmente, la cifra se ha multiplicado por diez debido, en gran parte, al desarrollo económico que ha vivido el país y al aumento de la capacidad adquisitiva de muchas familias que, actualmente, pueden permitirse contar con un servicio doméstico.

El inconveniente de la situación está en las condiciones en las que tienen que trabajar muchas de estas empleadas, privadas de derechos y obligadas a firmar contratos laborales de dudosa legalidad que les blindan a permanecer ligadas a sus empleadores.

Según recoge Periodismo Humano en el reportaje, gracias al trabajo de ONG como el Centro Adaleh y Tamkeen, que coordinan las denuncias de las trabajadoras, están saliendo a la luz los casos y los detalles de este tipo de acuerdos laborales. Linda Al Kalash, directora de Tamkeen, asegura que 'los empleadores perpetran toda clase de violaciones contra sus trabajadoras domésticas: privación total o parcial de sus salarios, restricciónde libertades, jornadas interminables, ningún día libre, insultos, abusos físicos e incluso abusos sexuales'.

Al Kalash pide que el Ministerio de Empleo reconozca dichas violaciones y no opte por la vía de la ignorancia. Según se destaca en el reportaje, las mujeres son habitualmente maltratadas por las fuerzas de seguridad, que no respetan los derechos laborales legales de las trabajadoras domésticas extranjeras.

Entre los proyectos en los que trabajan ambas organizaciones, cabe destacar el del refuerzo del marco legal existente sobre la mano de obra migrante. Adaleh formó un panel de expertos para asesorar a las trabajadoras en su lucha por los derechos; y Tamkeen dispone de abogados que defienden la puesta en marcha de convenios internacionales en tribunales jordanos.

Sin embargo, el peor enemigo está, según Al Kalash, en las empleadoras jordanas que, tras ańos de represión masculina, 'atacan a las únicas personas que son más vulnerables que ellas'.

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