En el diálogo -más bien desahogo- le decía a mi padre que me sentía confundida porque entendía que había perdonado a una persona que me hizo daño pero, al volver a verla, me dio mucha tristeza y desánimo.
Esto fue lo que le expuse a mi papá como ejemplo para que supiera cómo me siento:
"Imagina que fui maltratada y humillada por esta persona. Decido acabar con eso y corto de raíz el asunto. La perdono y todo queda atrás.
Pasa el tiempo y esa persona quiere volver. La perdone, sí, pero eso no significa que tenga que abrirle las puertas nuevamente y darle acceso a mi vida y a mi familia.
¿Hago mal si quiero mantenerme lejos de esa persona? ¿Es necesario dejarla entrar para comprobarme que realmente la perdoné?"
Mi padre me dijo: "Estás pasando por una prueba. Es normal que te sientas inquieta. Cuando vuelvas a ver a la persona dile lo que sientes. Te sentirás mejor."
Algo tan sencillo como esto me hizo reflexionar. Hay muchas personas allá fuera que se valen del buen corazón de algunos para hacer daño y luego buscar el perdón. Lo importante es que estemos en paz con nosotros y nuestros pensamientos. El de Arriba sabe lo que sentimos y eso es lo cuenta.
Así que NO es necesario dejarla entrar para que la palabra "perdón" cobre vida.
Te parecerá extraño pero ando con el boleto de la conferencia de Fernando "Nando" Parrado en mi cartera. Cada vez que lo veo recuerdo que "si me muero hoy, mañana no pasa nada". Tenemos que vivir el presente y dar lo mejor de nosotros para tener una vida llena de vida.
Saldré victoriosa de esta prueba porque estoy respirando y eso significa que estoy viva. :D
Y tú, ¿has pasado por una situación similar? ¿Qué decidiste hacer?
Foto: Flickr|abdul/yunir