(AE)
En la emisora de radio en la que trabajo, con ocasión de las Navidades, queremos hacer que tanto en la Nochebuena como en la Nochevieja haya unos programas de radio especiales. Hace ya dos años, comenzamos la idea de ofrecer un programa de radio que dure toda la noche, en el cual haya contenidos lo suficientemente atrayentes y sugestivos para tener a la audiencia pegada a los transistores. Todo un desafío.
Una de las tareas que teníamos en los días previos a esta fecha era recoger material que nos pudiera servir para los diferentes sub-programas que habrá durante esa noche. Parte de este será inevitablemente villancicos internacionales y locales, entrevistas a diferentes personas y grabaciones de muchas otras personas que quieren desear Feliz Navidad a sus conciudadanos... Yo me puse a la obra de buscar algunas “historias de Navidad” que se pudieran traducir a la lengua local y se pudieran grabar con un buen narrador y una música de fondo.
Pues bien, la verdad es que me las he visto y me las he deseado para encontrar algo que se pudiera consumir localmente. Aquí algunas de las dificultades que he encontrado a la hora de seleccionar historias y los factores decisivos para descartar algunas:
- la gente aquí no conoce la nieve, por tanto cuando me encuentro una historia que habla de abetos o paisajes nevados lo único que puedo hacer es traducirla como una estación del año en la que hacía mucho frío...
- la figura de Papá Noel no es que sea muy famosa (aunque definitivamente lo es más que los Reyes Magos), es verdad que en los supermercados de las grandes ciudades se ven algunos, pero en los pueblos y en el ambiente rural donde estamos, se pregunta quién es “Santa” (o Santa Claus) y casi nadie te sabe decir. Si esto es así, pues imagínense historias de trineos y renos...
- tal como está la cosa aquí, no puedo hacer énfasis en historias acerca de regalos ya que aquí no suele haberlos el día de Navidad (y menos aún el de Reyes), por lo cual tampoco sería comprensible el utilizar historias que hablen de calcetines colgados junto a la chimenea, zapatos en el alféizar de la ventana o de carbón para los niños malos.
- El pavo, no es que esté asociado a la cena de nochebuena... por aquí ya es de por sí una fiesta si la familia puede tener algo de carne para ese día, no importa del animal que sea... A lo más que se llega por estas latitudes es a una cacerola de carne y si la cosa está bien alguna camisa o unos pantalones nuevos...
Es por esto que las opciones que tengo son tan limitadas. Esta circunstancia me muestra cuán complicado hemos hecho el tema de la Navidad. La historia de una pareja en dificultades, casi para romper aguas en un sitio extraño y hasta cierto punto poco hospitalario la comprende todo el mundo... y creo que ahí radica la esencia verdadera del misterio que celebramos. Pero a veces la fuerza del misterio primigenio palidece cuando se ve desbordado por el peso de las tradiciones que vienen después, las cuales no es que sean perniciosas de por sí, pero se pueden convertir en un pesado manto que desfigura o cubre el rostro inicial del misterio.
Eso sí, no he descartado ninguna historia porque aparezcan en ella el buey y la mula... dentro de lo que cabe, me parecen más originales y fieles a lo que tuvo que haber en Belén que la nieve, Papá Noel y su cohorte lapona, el espumillón y los ubicuos Boney-M dándonos la tabarra con el manido soniquete navideño de su funky “Feliz Navidad” que se oye en estos días por todos los lados.
Desde “En Clave de África”, Feliz Navidad a todos los hombres de buena voluntad.