Don Quijote, creyendo que no podía serles de provecho la estada en el castillo, dice a Dorotea: «Es común proverbio, fermosa señora, que la diligencia es madre de la buena ventura, y en muchas y graves cosas ha mostrado la experiencia que la solicitud del negociante trae a buen fin el pleito dudoso; pero en ningunas cosas se muestra más esta verdad, que en las de la guerra adonde la celeridad y presteza previene los discursos del enemigo , y alcanza la victoria a que el contrario se ponga en defensa.» Uno de los consejos que para el buen acierto del gobierno dio don Quijote a Sancho, dice así: «Sea moderado tu sueño, que el que no madruga con el sol, no goza del día: y advierte a Sancho, que la diligencia es madre de la buena ventura, y la pereza la contraria jamás llegó al término que pide un buen deseo.»
En el Rinconete y Cortadillo cita también Cervantes este refrán. Recomiendan igualmente la actividad en el trabajo y diligencia en las cosas los siguientes:
—Más hace el que quiere, que el que puede.
—Ayúdate, y ayudarále Dios.
—Sufre por saber, y trabaja por tener.
—Quien busca, halla.
—Quien no alza, no halla.
—Quien trabaja, tiene alhaja.
—Barba pone mesa, que no pierna tiesa.
—Quien trae azada, trae zamarra .
—El pan bien escardado hinche la troj a su amo.
—Estierca y escarda, y cogerás buena parva.
—Quien hila y tuerce, bien se le parece.
—Quien bien hila, larga trae la camisa.
—Quien hila cada día cantidad de un huevo de gallina, no irá a pedir camisa a su vecina.
—La mujer que poco vela, tarde hace luenga tela.
—Tras el trabajo viene el dinero y el descanso.
—Quien quiere mucho holgar, no deje de trabajar.
Condenan la ociosidad y pereza los que siguen:
—Quien huelga, no medra.
—Con lo que sana el hígado, enferma la bolsa.
—La mujer que poco hila, siempre trae mala camisa.
—Hombre sentado, ni capuz tendido, ni camisón curado.
—Quien de invierno anda a pájaros y de verano a nidos, no prestará trigo a sus vecinos.
—La hoz en el haza, y el hombre en la casa.
—La ociosidad es madre de los vicios.
—Muchos males engendra la ociosidad.
—La pereza nunca hizo nobleza.
—El perezoso siempre es menesteroso.
—El perezoso tenga la hormiga delante del ojo.
—No seas perezoso, no serás deseoso.
—Manos del oficial envueltas en cendal.
—Mano sobre mano como mujer de escribano.
—Pereza ¿quieres sopas?
—¿Qué oficio tenéis? Este que veis.
—Siete al saco, y el saco en tierra.
—Siete a la hanega, y ella en tierra.
—Quien tiene boca, no diga a otro, sopla.
—Quien a mano ajena espera, si mal yanta, peor cena.
—Quien a mano ajena aguarda, mucho come y tarde se harta.
IMAGEN: EL COMERCIO
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