Si el verbo dimitir fuera transitivo, debería haber titulado esta entrada: “Han dimitido a un concejal en Rivas. Oficialmente el concejal de mantenimiento ha dimitido, pero esto ha sido a la fuerza, antes de que le cesaran. Obligado por el Alcalde de Rivas, José Masa, de Izquierda Unida, y por su partido, el PSOE, quienes han querido dejar limpia la imagen del Ayuntamiento.
Este concejal, Francisco Javier Fernández,adjudicó hace tres meses un contrato a una empresa cuyos titulares son sus familiares directos, su mujer, sus cuñados y su suegro.
Según la ley, el concejal para cerrar contratos de hasta 18.000 euros no necesita convocar un concurso público. El contrato que fue rescindido apenas tuvo conocimiento de ello el alcalde, era por un valor de 17.929 euros, a 71 euros del tope admitido.
La reacción rápida al lograr forzar la dimisión del concejal ha salvado la imagen del Ayuntamiento. Porque podemos llegar a creer ciertas cosas, pero que este contrato había sido adjudicado de buena fe y sin querer beneficiar a la familia del concejal, es mucho creer y uno ya tiene poca fe, la justa.
Esta rapidez contrasta con situaciones más graves como, por ejemplo, la de la Comunidad de Madrid, donde todavía tres diputados imputados en el caso Gürtel siguen en sus escaños votando las propuestas de la lideresa y Cía.
Una muestra más de que no todos los políticos son iguales. Casos de este tipo pueden ocurrir desgraciadamente, lo importante es la reacción ante el hecho. Y ahí este Ayuntamiento e Izquierda Unida han estado a la altura.
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