Revista Comunicación

la dinámica económica de la propina

Publicado el 30 septiembre 2013 por Libretachatarra

la dinámica económica de la propina

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Tómese, por caso, el "misterio de las propinas". "La realidad es que la economía tradicional no tiene respuestas para entender el fenómeno de las propinas", opina Michael Lynn, economista y profesor de Psicología del Consumidor en la Universidad de Cornell, Estados Unidos. "¿Por qué la gente deja propinas si no está obligada legalmente a hacerlo? Tal vez porque quiere que en el futuro la vuelvan a tratar bien. Pero lo cierto es que se deja dinero adicional aun en aquellos lugares a los que se sabe que no se va a volver, como un restaurante durante un viaje", razona.
Lynn, que en su juventud trabajó de mozo y de barman , sabe de lo que habla. Con varios libros escritos sobre el tema, está considerado la mayor autoridad mundial en el estudio de propinas, un campo que es particularmente relevante en algunas industrias, como el turismo. ¿De dónde proviene este hábito? Existen indicios de que la costumbre de dar un dinero adicional ya estaba difundida en la antigua Roma, pero los historiadores económicos datan el origen moderno de la propina, tal como se la conoce hoy, en la Inglaterra del siglo XVII, donde los dueños de las tabernas comenzaron a colocar una lata sobre el mostrador en la que los clientes dejaban una moneda para los empleados. Se cree que la raíz de la palabra en inglés, "tip" , tiene que ver con el sonido que hacía la moneda al chocar contra la lata.
La dinámica de las propinas ya había sido estudiada a partir de la teoría de los juegos y de modelos de fallas de mercado: como son los clientes y no los dueños de un local los que están en mejor posición de evaluar la atención de un mozo, es lógico que su remuneración final dependa del criterio de quien fue atendido. Pero Lynn no está de acuerdo. En un estudio realizado hace una década, en el cual relevó más de 2500 cenas en 20 restaurantes neoyorquinos, el académico descubrió que no existe relación entre la cantidad de dinero que se deja y la calidad del servicio evaluada por los mismos clientes, sobre la base de distintos parámetros. La conclusión corroboró algo que ya había notado en sus tiempos de mozo y barman : el dinero que finalmente se encontrará en la mesa no dependerá del esfuerzo de la atención. Para Lynn, lo que se compra con el dinero adicional "no es buen servicio, sino aprobación social de quienes nos sirven y de nuestros vecinos de mesa".
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SEBASTIÁN CAMPANARIO
“Del nazi de la sopa a la propina misteriosa: la economía gourmet”
(la nación, 29.09.13)


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