Si no persigues lo que quieres, nunca lo conseguirás, y para ello hay que dar el primer paso, porque si no, no dejarás de estar en el mismo sitio en que estás hoy. La disciplina es la clave del éxito. Siempre hay que seguir adelante cuando tropecemos, porque si nos paramos y dejamos de esforzarnos, nuestro sueño no podrá tener éxito. Seguir confiando en lo que queremos nos acerca al éxito, y cuando surgen obstáculos tenemos que tener paciencia, seguir intentándolo, y no desistir.
La disciplina es la clave del éxito, pero como se sabe, los que abandonan son muchos más que los que siguen creyendo en ellos y en sus sueños, por lo cual continúan trabajando para ellos. El esfuerzo no es muy popular porque queremos obtener resultados rápidos, casi inmediatos, y con el mínimo esfuerzo y dedicación. Sin embargo, las grandes cosas no se construyen de un día para otro, y requieren de trabajo y disciplina.
No todos se atreven a perseguir sus sueños, porque no todos están dispuestos a enfrentarse a sus miedos, ni pagar el precio que implica esforzarse en alcanzar un sueño. La disciplina y el compromiso es el precio que hay que pagar como nos aclara Stephen Covey:
“Disciplina es pagar el precio para traer esa visión a la realidad. Es abordar los hechos duros, pragmáticos y brutales de la realidad y hacer lo que haga falta para que ocurran las cosas. La disciplina surge cuando la visión se une al compromiso.”
Por ello, ante un obstáculo, están los que reaccionan con coraje y acaban superando sus miedos, y los que son superados por sus miedos, abandonando la lucha y aceptando el fracaso. Si no hay compromiso con lo que uno quiere, es fácil abandonar enseguida que las cosas se complican o no salen como deseamos. Seguir adelante siempre no es fácil, pero es la única posibilidad de obtener lo que uno quiere, y cuesta, por supuesto, pero nadie ha dicho, que yo sepa, que el camino al éxito sea sencillo. Más bien, acostumbra a ser complicado y arduo, pero al final tiene sus gratificaciones, si uno es disciplinado y no abandona su proyecto cuando las cosas se ponen difíciles.
Aquellos que confían en ellos pueden hacer uso de su perseverancia para intentarlo una y otra vez, aprendiendo de los errores, y haciendo las cosas cada vez mejor. Tener una buena Autoestima es esencial para tener éxito, y de esta manera caminar hacia la meta, con decisión, más enfocados en lo que queremos que en lo que deseamos evitar, como pueda ser el sufrimiento, el miedo, el trabajo duro…
Tener disciplina en la vida no significa que no podamos disfrutar de las cosas buenas de la vida. Podemos saborear los buenos momentos, es más, creo que deberíamos hacerlo, pero no dejándonos llevar por los placeres como única forma de vida. Disfrutar de los placeres inmediatos no es nada malo, en absoluto. El problema viene de acostumbrarse a que todos los placeres tengan que ser inmediatos, o si no, dejar de esforzarse cuando lo que uno desea requiere de cierta paciencia y esfuerzo.
Si tu camino se te hace cuesta arriba porque no estás alcanzando los resultados que esperas, revisa lo que estás haciendo y busca la forma de mejorarlo, pero no abandones. Si te apasiona lo que quieres conseguir, como un nuevo trabajo, una pareja, sacar adelante tu proyecto, o lo que sea, no permitas que el desánimo te venza. Véncelo tú a él, enfocándote en tu objetivo, soñando con conseguirlo, experimentando en tu mente lo bien que te sentirás cuando lo hayas logrado, y evitando el miedo, o aquello que te hace sentir inseguro. Sé que no es fácil, porque cambiar los pensamientos es complicado, pero se puede hacer. Cuando te acostumbras a hacerlo, cada vez es más sencillo.
Nos hemos acostumbrado a preocuparnos en lugar de ocuparnos, pero tenemos que cambiar la mentalidad, y ocupar la mente en lo que nos apasiona, en aquello que nos hace sentir vivos. Sé disciplinado, persigue tus sueños, y disfruta del trayecto. Todo ello es compatible, y lo que es más importante: ¡Es posible!
Llega un día en que te congratulas de tu éxito al alcanzar tu objetivo, gracias al esfuerzo que le has dedicado. El caso opuesto, es que te arrepientas de lo que no has hecho, por no haber querido comprometerte, haber abandonado rápido tu lucha o haberte dejado vencer por los miedos o el desánimo. En esta vida hay que elegir siempre, y como nos propone Jim Rohn, o elegimos el dolor de la disciplina o el dolor del pesar por lo que no nos hemos atrevido a hacer:
“La disciplina es el puente entre las metas y el éxito. Todos tenemos que sufrir uno de dos dolores: el dolor de la disciplina o el dolor del pesar. La diferencia está en que la disciplina pesa unas cuantas onzas, y el pesar, toneladas.”
¿Qué eliges tú: el dolor de la disciplina para lograr el éxito o el dolor del pesar por no luchar por tu objetivo?
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