Revista Opinión

La discutida inclusión de la moda en del mundo del arte

Publicado el 11 julio 2018 por Carlosgu82

Si confeccionar una definición de la moda es complicada para sus propios creadores, conciliar posturas entre estos y la comunidad artística para considerarla como una forma de expresión del arte es un reto no vacío de controversias. Por ello, es esencial determinar si la moda posee los valores necesarios que la hagan acreedora de una posición distinguida en la historia del arte junto a otras como la arquitectura o la escultura, tan increíblemente afines a ella.

Oficio y talento

Las definiciones más técnicas del arte hablan del conocimiento de las reglas artísticas y de la capacidad de creación y gobierno de un método para llegar a crear algo único. Si es por ello, la moda debe estar incluida, ya que para la confección de una prenda es necesario algo más que diseño. De nada sirve una idea innovadora si no se puede materializar en los tejidos y ello solo se consigue con el dominio de la costura.

Hace falta creatividad, pero también es necesario conocer las reglas y tener ingenio al aplicarlas para propiciar una revolución social. Dior, alababa la capacidad de Balenciaga para hacer con las telas todo aquello que quería, como si ello solo estuviera en manos de unos muy pocos elegidos; puede que ello se debiera, en parte, a la visión que este último tenía de su trabajo al equipararlo con el de los arquitectos, escultores y pintores.

La moda: un arma de provocación y expresión

Existen, por otro lado, muchas definiciones del arte que se basan en las emociones. Es innegable que la moda es una máquina capaz de producir estímulos, aunque se duda de su capacidad para provocar sensaciones únicas que puedan perpetuarse en el tiempo. La pregunta es si es necesario rozar el síndrome de “Stendhal” para comenzar a sopesar si una disciplina puede ser arte. Puede que la moda no haya llegado a ese escalafón de impresiones, pero ha conseguido algo realmente importante: ser un instrumento que ayuda a sentirnos seguros y atractivos, dicho de otra manera: la moda provoca sensaciones y emociones útiles que ayudan a afrontar situaciones excepcionales. Hay gente que se viste por necesidad, pero otros nos descantamos por un estilismo por las sensaciones positivas que nos suscita, igual que hay gente que visita un museo y salen de él saturados y aburridos y otros viven una experiencia inolvidable.

El arte se caracteriza por la capacidad de exprimir emociones y que estas lleguen a la sociedad siendo capaces de provocar cambios en su rumbo. La moda ha demostrado ser un referente en ello. Mucho ha tenido que ver ella con la liberación femenina gracias a Fortuny y su vestido Delphos, Mary Quant y la minifalda o Coco Chanel y su pantalón para la mujer.

Hay que ser justos y admitir que no todo lo que se confecciona es arte, como la ropa que se elabora por y para la necesidad de vestirnos y sigue unas tendencias para salvar el obstáculo con elegancia. Por supuesto esa ropa acabará en los contenedores algún día, como grandes construcciones arquitectónicas acabaran siendo escombros por voluntad humana, pero la minifalda o el Delphos, un vestido de principios del siglo XX que sigue luciendo en las alfombras actualmente, han sabido imponerse a los tiempos.

Cuestión distinta es si las cifras ayudan a la moda a conseguir su hueco en el mundo del arte. No sabemos si son suficientes los genios existentes en la historia de la moda y las creaciones que han sido capaces de cumplir los cánones artísticos, como para apostar por ella como una disciplina seria y con proyección. Los consagrados modistas y la evolución de la sociedad gracias a la moda hacen pensar que ello es posible, su fiabilidad ya queda en mano de la industria actual.


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