Hacer ejercicio es sano y mejora la función sexual. Esto es algo que en el ámbito de la urología y la andrología todos los profesionales siempre recomiendan. Sin embargo también siempre ha habido reticencias y opiniones desfavorables con relación a ciertos deportes, especialmente el ciclismo. Y es que el ciclismo no es precisamente el deporte más apreciado entre los estudiosos de la disfunción eréctil y el comportamiento del pene masculino. Abundan teorías, muchas veces sustentadas y otras nada más que pobres mitos. En Merkabici vamos a abordar con seriedad un tema tan delicado a partir de siete sencillos pasos, divididos en dos capítulos.
1.- Experimentos empíricos
Conocer el comportamiento del aparato reproductor y de los elementos del organismo vinculados al pene masculino, así como su relación con el ciclismo y con la disfunción eréctil es algo fundamental para empezar a entender siquiera si la práctica de la bicicleta es buena o mala. Y el caso es que este es un tema que ha dado mucho que hablar a lo largo de la historia.
Hipócrates hace ya más de 2000 años observó que las clases ricas del pueblo nómada de los Escitios, un estamento que viajaba siempre a caballo, presentaban un alto índice de impotencia frente a las clases pobres cuya mayor diferencia era el viaje constante a pie por parte de los pobres. Hipócrates ya relacionó la impotencia con la presión constante en el períneo. Era el principio del análisis de la disfunción eréctil en su ligazón con una práctica, montar a caballo, bastante parecida a la de montar sobre la bici.
Hoy existen pruebas científicas a partir de relevantes estudios que nos demuestran la relación del uso continuado de la bicicleta y la impotencia o disfunción eréctil:
En Noruega se evaluó a 260 hombres tas la prueba de resistencia en bicicleta (540 km). El 25%, uno de cuatro, tenían problemas en periné que se prolongaban de una semana a un mes.
En Boston se puso el límite en 3 horas por semana: 30 minutos al día (15 en cada sentido para ir al trabajo). Eso da una probabilidad superior de tener problemas de erección, la denominada disfunción eréctil. En Boston se comprobó que el flujo de sangre disminuye en el pene cuando uno está sobre la bicicleta.
Es seguro afirmar hoy, a partir de los estudios previos sobre la relación entre disfunción eréctil y el ciclismo, que:
La bicicleta puede ocasionar impotencia, dificultad para llegar al orgasmo y molestias en periné.
En las mujeres puede conllevar dolores, dificultad para la excitación y dificultad para alcanzar el orgasmo.
La prevalencia de disfunción eréctil es superior entre los ciclistas que entre otros deportistas: Por ejemplo 4,2% en ciclistas frente a 1,1% en corredores en una serie en Boston de 1000 atletas.
2.- La disfunción eréctil
Para que se dé la erección es necesaria la combinación de una gran variedad de órganos y estructuras, a saber: las estructuras nerviosas y arteriales.
Los nervios y las arterias llegan al pene atravesando una zona llamada periné o perineo que se encuentra en torno a la región anal y cuya área más afectada por el ciclismo se encuentra entre el ano y la base del escroto. Es decir, el ciclismo afecta directamente al perineo, y de ahí la disfunción eréctil.
Cuando montamos en bicicleta el peso del cuerpo se concentra en la zona del periné ejerciendo presión sobre los nervios y vasos sanguíneos que se dirigen al pene, afectando así a dos elementos esenciales para la erección.
3.- La importancia del sillín
La disfunción eréctil o impotencia relacionada con el ciclismo es provocada por una presión intensa en el perineo. Por eso debemos incidir en la gran relevancia del sillín de la bicicleta.
Para hacer una evaluación del daño que nuestro hábito ocasiona en nuestra salud sexual hay ciertas cosas que debemos tener en cuenta:
- El tipo de sillín
- Donde comprime el sillín
- Cuantas horas se usa