Revista América Latina

La disputa de Valladolid entre Las Casas y Sepúlveda (1)

Publicado el 09 diciembre 2012 por Tetenoemi @TeteNoemi

Allá y entonces en el silgo XVI

 

Panel de Chavín de Huántar [la disputa de valladolid]

Panel de Chavín de Huántar

Lo que perturba y alarma al hombre —dice Epicteto—, no son las cosas sino sus opiniones y figuraciones sobre las cosas.
Por lo tanto, en lugar de definir al hombre como un animal racional, lo definiremos como un animal simbólico.

Ernst Cassirer, en Antropología filosófica

La importancia del descubrimiento estriba en el hecho de que es el encuentro entre dos experiencias del hombre.
Rodolfo Kusch, en América Profunda

Todo parece indicar que fray Bartolomé de Las Casas no estuvo sólo en su lucha por defender la vida de los habitantes originales de nuestra América[1]. Así, el filósofo Arturo Roig, en un texto titulado La Condición Humana (2003), nos refiere al respecto que:

“… no entenderíamos la posición del Obispo de Chiapas, si no partiéramos de la polémica con Ginés de Sepúlveda, lo que le impulsó evidentemente a superar su primitivo sustancialismo aritotélico- tomista y aproximarse a la concepción renacentista que vimos expresada en Pico de la Mirándola y Fernán de Oliva [escribió una Invención de América] y en Miguel de Montaigne, [significativos representantes del Renacimiento] lo que permite afirmar que en él, la naturaleza humana, fue comenzada a ver con mayor amplitud.” [p.214]

Y si alguien se pregunta aquí, ¿a qué refiere el sustancialismo aristotélico- tomista? A aquella corriente de pensamiento que dice que puedo aprehender las cosas por su naturaleza misma, por “lo que son en sí”, por su esencia, que es lo que constituye a las cosas mismas. El aristotélico- tomismo implica que desde el conocimiento natural se puede llegar, a la manera de Aristóteles (384/3 – 322 a C.), que era biólogo y físico también, al conocimiento de Dios y su verdad divina hacia la que, todas las actividades, operaciones y deseos humanos tienden. Tomás de Aquino (1225 – 1274) habría de ordenarse en la “línea racional aristotélica, en virtud de la cual el hombre filósofo penetraba en la trabazón de los principios reales que componen substancialmente el universo. A su luz, cada uno de los seres y de los individuos cobraba significación, estableciéndose además jerárquicamente la escala natural de la creación”.[2]

Valladolid 1550 : la disputa

Los filósofos de la Edad Media europea tomaron de Aristóteles su concepción de la lógica como método filosófico. Y los escolásticos, sobre todo Santo Tomás, reavivaron el método de la prueba, el silogismo, con una suerte de evocación de la dialéctica de Platón a través de la confrontación de opiniones diversas, haciendo hincapié en esta segunda parte del método como ejercicio discursivo, la disputa.[3]

Todorov en su trabajo La Conquista de América. La cuestión del Otro (1997) dice:

“Desde su primera formulación, esta doctrina de la desigualdad va a ser combatida por otra, que afirma, por el contrario, la igualdad entre todos los hombres. Así, puede asistimos a un debate y debemos prestar atención a las dos voces que se enfrentan. Ahora bien, este debate no sólo pone en juego la oposición igualdad- desigualdad, sino también la que existe entre identidad y diferencia, y esta nueva oposición, cuyos términos en el plano ético no son más neutros que los de la anterior, hace más difícil emitir un juicio sobre ambas posiciones. Ya lo habíamos visto en Colón: la diferencia se degrada en desigualdad; la igualdad en identidad; éstas son las dos grandes figuras de la relación con el otro, que dibujan su espacio inevitable.” [p 157]

Si tenemos aquí en cuenta el requerimiento a los primeros habitantes, obra del jurista real Palacios Rubios en 1514, Todorov muestra como, por principio, se implica en él la desigualdad:

“Hay una contradicción evidente […] entre la esencia de la religión que supuestamente es el fundamento de todos los derechos de los españoles y las consecuencias de esta lectura pública: el cristianismo es una religión igualitaria; pero en su nombre se reduce a los seres humanos a la esclavitud. No sólo se confunden poder temporal y poder espiritual, lo cual es la tendencia de toda ideología de estado – provenga o no del evangelio – sino que además, los indios sólo pueden elegir entre dos posiciones de inferioridad: o se someten por su propia voluntad, y se vuelven siervos, o serán sometidos por la fuerza, y reducidos a la esclavitud. […] Se podría decir que la superioridad de los que anuncian el requerimiento ya está contenida en el hecho de que son ellos los que hablan, mientras los indios escuchan.” [pág. 159]

Desde otra perspectiva de análisis, pero en la misma dirección creo yo, dice Roig, ahora en Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano (1981):

“La violencia del conquistador anula toda posibilidad de expresión por parte del dominado:

La suerte de los vencidos [la disputa de valladolid]

La suerte de los vencidos

«El alma humana se consterna con el terror; con el “griterío” con el miedo, con las palabras duras, y mucho mas con los tormentos, se conturba se entristece, y en consecuencia, se niega a oír y considerar. Los sentidos exteriores y también el interior como la fantasía o la imaginación, se conturban; y la razón, por consiguiente, se oscurece; el entendimiento no percibe ni puede percibir una forma inteligible, amable o deleitable, sino por el contrario, una forma que entristece haciéndose odiosa, puesto que el mismo entendimiento percibe todo aquello como malo y detestable, como lo es en realidad».” (Las Casas, cit. Roig)

Y continúa Roig:

“La única forma que le queda al dominado de autoafirmación de si mismo frente al dominador, se reduce al odio y, junto con él, a negarse a oír; las masas sometidas se convierten en conjuntos de seres enconados y mudos. El odio es la única vía de expresión de un ser que se niega a ser totalmente reificado, que aun injuriado, comprado, vendido, violado, humillado de mil formas y asesinado, sabe que no es una cosa.“

El violento conquistador, renunciante a su palabra, “tiene quienes elaboren su discurso con los elementos ideológicos de la época” y la “palabra reducida a «griterío», se hace jurídica, se incorpora en una historiografía” en función de cumplir su justificación… “llega un momento en que se dejan de oír los gritos de la violencia, la que no por eso habrá de desaparecer. La historia mundial comenzará entonces a nacer: el arte de construirla consistirá en poner la sordina al griterío, hacerle que suene como “palabra”.

En su tesis centrada en el origen de la Modernidad y su “mito civilizador” (en su trabajo 1492. El encubrimiento del Otro), el filósofo Enrique Dussel expresa :

“La Modernidad […] “nació” cuando Europa pudo confrontarse con “el Otro” y controlarlo, vencerlo, violentarlo; cuando pudo definirse como un “ego” descubridor, conquistador, colonizador de la Alteridad constitutiva de la misma Modernidad. De todas maneras, ese Otro no fue “des-cubierto” como Otro, sino que fue “en-cubierto” como “lo Mismo” que Europa ya era desde siempre. De manera que 1492 será el momento del “nacimiento” de la Modernidad como concepto, el momento concreto del “origen” de un “mito” de violencia sacrificial muy particular y, al mismo tiempo, un proceso de “en-cubrimiento” de lo no-europeo.” [p. 8]

Y más adelante:

“Así como los cristianos ocuparon Málaga… cortando a cuchillo las cabezas de los andaluces musulmanes en l487, así también les acontecerá a los “indios”, habitantes y víctimas del nuevo continente “descubierto”. Alianzas y tratos nunca cumplidos, eliminación de las élites de los pueblos ocupados, torturas sin fin, exigencias para que traicionen a su religión y cultura bajo pena de muerte o expulsión, ocupación de tierras, repartimiento de los habitantes en manos de los capitanes cristianos de la “Reconquista”. El “método” violento se experimentó durante siglos aquí, en Andalucía. La violencia victimaria y sacrificial pretendidamente inocente inició su largo camino destructivo. ” [pp. 9 - 10]

“La ´Conquista´ es un proceso militar práctico violento que incluye dialécticamente al Otro como ´lo Mismo´ . el Otro en su distinción es negado como otro, y es obligado, subsumido… como instrumento, como oprimido, como ´encomendado´… ” [p. 41]

“Es un proceso de racionalización propio de la Modernidad: elabora un mito de su bondad… con el que justifica la violencia, y se declara inocente del asesinato del Otro.” [p. 56]

Hasta aquí, la situación comprometida. Lo que seguirá es un intento un poco más en detalle que respecto de la disputa hacen nuestros autores.

photo of Teresa
Teresa N Alvarez Grupos de Estudio Bs. As., 1093 Argentina

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[1] Ante las atrocidades denunciadas entre otros por Fray Bartolomé de las Casas, Fray Antonio de Córdoba, Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Vázquez Menchaca y Fray Antonio de Montesinos, Carlos V pareció querer poner coto a los desmanes. Al menos en sus escritos. Decretó así en 1542, las Nuevas leyes de Indias, puso entonces, como condición que antes de someter o conquistar nuevos territorios, los indios debían ser ‘requeridos’ a la obediencia a la fe católica y a la corona española, mediante un bando que se les debía leer antes de atacarlos…” Los ‘Requerimientos’, el disfraz del genocidio, en De la invasión a la Revolución: La Resistencia como forma de existencia. (adelanto) Alberto J Lapolla, fte en línea: hhttp://www.avizora.com/ (últma consulta 6.12.12)

[2] Miguez, José A., “Prólogo” en De los Pricipios de la Naturaleza, de Sto.Tomás de Aquino, Editorial Aguilar, 1977, p. 15

[3] García Morente, Manuel, Lecciones Preliminares de Filosofía, (2ª ed.), Editores Mexicanos Unidos SA., México 1978.


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