Estamos rodeados de señales.
Estoy por seguir. Estoy por seguir las señales. Por experiencia propia he de decir que de forma natural y lógica nosotros sin ser conscientes de ello nos mandamos señales (el cuerpo ese gran desconocido y la intuición, indescifrable), otras veces las señales son externas pero provocadas por nosotros dentro de cierta ingenuidad y las más, vienen de fuera como casualidades. Muchos creen que las casualidades no existen y tal vez estas inesperadas apariciones no son sino la lógica que se ha ido más lejos.
Yo de todas he tenido. A veces es difícil aceptarlas porque ahí lucha lo que deseas ciegamente y lo que necesitas realmente. Y la pugna puede ser larga y muy ardua. Eso sí, es necesario puntualizar una cosa: esas señales pueden avisarte de un peligro o de un acierto y ni siquiera intuir si es una cosa u otra. Eso solo lo ves a posteriori. Aunque espero que con la experiencia se me pula bastante la intuición.
La visión de Gustave Doré.
Las cosas de la vida, del corazón, de las elecciones personales, de los miedos, de todo eso lo voy a dejar atrás porque demasiado confesional me estoy volviendo. Y ahora toca hablar de esas señales inocuas pero muy enriquecedoras que te llevan a visitar una ciudad, ver una película, conocer a un artista o leer un libro. De esto último se trata. Y se trata nada más y nada menos que de La divina comedia de Dante. ¡Pero un momento! ¡Esto es una señal muy personal! Pues a pesar de ser solo un libro y de intentar alejarme de mis pesares y pareceres resulta que… ¡es una señal de renacimiento! Este gran poema tiene tres partes y qué mensaje más positivo empezar en el Infierno, pasar por el Purgatorio y terminar en el Paraíso. Ninguna duda encuentro de que hay que zambullirse en su lectura. Esto forma parte de la mano que te empuja hacia adelante, que te ayuda a salir del Infierno, a pasar por el Purgatorio y a disfrutar en el Paraíso.
Dante y los tres reinos. Domenico di Michelino. 1465.
La vida en menos de una semana me señaló la obra en tres ocasiones. Y qué maravillosa coincidencia. Mientras la vida me mandaba tres señales resulta que el libro tiene al tres como un número capital y muy simbólico: tres partes tiene el poema como ya he dicho, en tercetos están compuestas las tres partes, cada estrofa tiene tres versos, tres son los personajes principales (Dante, Beatriz y Virgilio), Lucifer, demonio con tres cabezas y mucho, mucho más.
Mis tres señales: Claudio Naranjo, José María Sicilia y William Blake. Ahí es nada.
El arduo camino del Purgatorio.
Llegué a Claudio Naranjo a través de otro chileno como él es. Objetivamente no surgió por una búsqueda concreta e intencionada pero todo lo que uno hace en el fondo es revelador. Yo no conocía a Claudio Naranjo y lo primero que veo y escucho es el vídeo que os dejo aquí arriba. Lo presentan como el pionero de la psicología transpersonal y profesor en Berkeley. Y me fijo en la bonita referencia que hace cuando responde a la pregunta de cómo manejar el dolor. Nos dice que hay un dolor inútil pero también un dolor útil, como un dolor de crecimiento. Y a la hora de diferenciarlos, de reconocerlos nos habla de la diferencia entre el Infierno y el Purgatorio en la obra de Dante. «En el Infierno la gente anda en círculos, círculos cerrados. Están siempre en la misma. Y en el Purgatorio hay una espiral. Es un sufrimiento de que hay que trabajar por este ascenso por la montaña sagrada. Hay una sensación de progreso. Hay un sentir que tiene sentido ese esfuerzo». Maravillosa imagen círculo versus espiral.
Coincidencias sí, coincidencias no.
Del vídeo también surgió otra coincidencia. Justo después de hablar de Dante, se le pregunta al chileno por cómo afrontó el sufrimiento personal cuando murió su hijo. Dice que ese dolor le abrió el corazón. Confiesa que fue una persona poco cariñosa, poco expresiva y viva y con poca capacidad amorosa hasta que su hijo murió. A su hijo lo postergaba y que cuando le tocaba estar con él siempre tenía que tener a alguien que atendiera al hijo. Pues la coincidencia es que la noche anterior leía esto por boca del protagonista de una novela hablando de su hijo: «No tenía nada que ver con el amor. Yo quería a Billy, pero era absolutamente incapaz de quererlo cuando estábamos los dos solos. Se trataba de otra enfermedad que yo padecía. No sabía cómo llamarla exactamente. Evadirme de la intimidad. Evadirme a cualquier precio de cualquier clase de intimidad. Con cualquiera». El libro del que surge el encuentro y que tengo entre manos es Karoo de Steve Tesich.
El peculiar señor Saul Karoo.
Con la persona que me regaló Karoo (y así seguimos tirando del hilo de casualidades) descubrí la segunda señal dantesca: en José María Sicilia. El último día, a última hora de la exposición que tuvo lugar en el Matadero en Madrid: Fukushima-Flores de invierno. Nada especial en la exposición pero en un televisor aparecía José María Sicilia comentando la realización de esta exposición a raíz del terremoto y tsunami del 11 de marzo del 2011 en Japón. Al llegar a la zona del desastre lo que ve y descubre es un infierno y utiliza la obra de Dante para poder recrear ese Infierno. Buscando sus palabras exactas que no encuentro, lo que sí hago es descubrir otras suyas también a raíz de esta exposición que se relacionan tremendamente con lo que comenté al principio de las señales y las casualidades: «El accidente es lo que sucede, lo que sobreviene imprevistamente, en el sistema, en nuestras vidas, lo inesperado, la sorpresa… Sin embargo todo estaba ya ahí. El accidente nos es revelado cada día, oculto hasta que sale a la luz». Uno que se pone del lado de la balanza donde gana el hecho de que las casualidades no existen.
http://www.brainpickings.org/index.php/2014/01/17/william-blake-dante-divine-comedy/
La visión de William Blake.
William Blake hace honor a Dante y también sigue con el tres.
A la noche, llego a casa y publican en ese momento en una página interesante llamada Brain Pickings una reseña sobre las ilustraciones que realizó William Blake sobre la obra de Dante. 102 ilustraciones que no fueron más porque William Blake murió. Y se me ofrece a mis ojos, ahora sí, más que en una cita, se me ofrece una representación, una imagen, un enganche aún más potente de mi propia realidad, de mi objetivo. Ese objetivo primero será La divina comediade Dante Alighieri. El siguiente paso, porque estoy segura de que esto no descansa aquí, vendrá con su lectura. Porque si tanto me dijo y me dice que vaya a ella es porque allí hay algo, porque allí estoy, porque allí hay consuelo.
William Blake y el juego de opuestos.