“Entiendo que hay dos clases de libertad: la libertad de las naciones, basada en la libre determinación de los pueblos, en la soberanía política y en la independencia económica, y la libertad del hombre, consistente en el respeto de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes. Hay, pues, una libertad esencial: la colectiva, y otra que es su consecuencia: la individual. Ello es indiscutible, desde que nadie puede presuponer hombres libres en una nación esclava. Precisamente de ahí parte el Justicialismo cuando, por extensión, afirma que la libertad del hombre en un régimen de explotación, como el comunismo o el capitalismo, es simplemente una ficción. El hombre sólo puede ser libre si se desenvuelve en un mundo libre”.
-Perón sobre la libertad (Política y Estrategia)
Por Jessica Lillia
Por este medio nos dispusimos a señalar, en reiteradas ocasiones, una posible concreción del plan diseñado por el Sionismo Internacional que tiene como uno de sus objetivos usurpar nuestro territorio nacional (más precisamente la Patagonia) y ante las circunstancias actuales en la esfera de la política argentina, pero también del mundo, esa hipótesis se hace cada vez más fuerte debido a que la gestión de gobierno de “La Libertad Avanza” sigue demostrando de diferentes maneras —ninguna demasiado disimulada— su fanatismo por aquel sector globalista.
En la columna anterior, titulada: “¿Hacia la balcanización de la Argentina? Coordinarnos o Sucumbir”, advertimos nuevamente cómo el gobierno nacional se dispuso a entregar el país en manos del sector mencionado disponiendo beneficios por medio de la “Ley Ómnibus” y el megadecreto, para que dicha entrega sea lo más legitimada posible, mientras que paralelamente comenzó con la quita de subsidios al transporte público (significando el recorte de salario indirecto para los trabajadores) resultando ser el puntapié de una “guerra” con los gobiernos provinciales por la eliminación del sistema de coparticipación federal (LEY Nº 23548 de 1988) que implica el recorte de millones de pesos que suponen garantizar, entre otras cosas, la estabilidad económica-social de las provincias.
Y aquí comenzamos a poner en duda si la cuestión de fondo verdaderamente esté en la quita de dicha distribución de dinero y no en la necesidad de generar el “conflicto” que implicaría, lisa y llanamente, el inicio de una balcanización tal como lo había advertido hace muchos años Mohamed Alí Seineldín (oficial argentino que comandó el Regimiento de Infantería 25 en la guerra de las Malvinas y presidente del Comando Superior Peronista): “la división de la Argentina en dos partes. La Argentina del Sur y la Argentina del Norte”.
Etapa clave la del “conflicto interno” para que efectivice aquel plan sionista, adueñándose de un territorio extenso y con innumerables recursos naturales.
Esta semana, el gobernador de la provincia de Chubut, Ignacio Torres, sentenció: “Si el Ministerio de Economía no le entrega a Chubut sus recursos, entonces Chubut no entregará su petróleo y su gas”. Documento titulado “Las Provincias Unidas del Sur”, y que lleva la firma de los gobernadores Alberto Weretilneck (Río Negro), Rolando Figueroa (Neuquén), Claudio Vidal (Santa Cruz), Gustavo Melella (Tierra del Fuego) y Sergio Ziliotto (La Pampa). Y en el que adhirieron otros mandatarios: Jorge Macri (CABA), Leandro Zdero (Chaco), Gustavo Valdés (Corrientes), Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Carlos Sadir (Jujuy), Alfredo Cornejo (Mendoza), Ricardo Quintela (La Rioja), Axel Kicillof (Buenos Aires), Marcelo Orrego (San Juan), Claudio Poggi (San Luis), Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe). Un abanico del arco político de diversos colores partidarios, inclusive opositores entre sí.
Cabe remarcar que Ignacio Torres y Rolando Figueroa, viajaron a Israel el año pasado junto a delegados de la Cámara de Comercio Argentino-Israelí con supuesto objetivo de fortalecer los lazos bilaterales y explorar oportunidades de inversión en la Patagonia, y además mantuvieron reuniones acompañados del embajador argentino, Francisco Tropepi, con: el director de la compañía nacional del agua de Israel, Yitzhak Aharonovich; la directora del Departamento de América del Sur del Ministerio de Relaciones Exteriores, Sharon Shaviv; y el Encargado Especial para Temas Climáticos, Gideon Bahar. La comitiva también estuvo presente en la sede central de la compañía nacional del agua de Israel, Mekorot, interesada en los recursos acuíferos argentinos.
“El balance de la gira fue muy positivo. Pudimos observar y analizar en primera persona los programas que emplearon en Israel para superar problemáticas muy similares a las que tenemos en nuestra región”, expresó entonces Torres a un medio de comunicación y agregó: “Esta experiencia sirve para demostrar que es posible que las provincias patagónicas, independientemente de los colores partidarios que las gobiernen, pueden trabajar en conjunto para lograr el crecimiento que necesitan”.
Hoy, ante este escenario local y el internacional, bien podemos anticipar que el terreno se está preparando para su próxima usurpación y que quizás comience en “La Provincia de Patagonia”, así como la denominó el entonces presidente de la Nación Juan Domingo Perón y que comprendía las actuales provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Aunque tiempo después, el presidente de facto, Pedro Eugenio Aramburu, decidió eliminar dicha denominación.
Ahora bien, por otra parte, nos debería resonar el título de ese comunicado como también el logo que acompaña al mismo. “Las Provincias Unidas del Sur”, en este contexto, propone una supuesta unidad contra la negativa del presidente Javier Milei de enviarles los fondos correspondientes por ley. Si bien claramente significa un ajuste en el gasto público que se traslada siempre al bienestar de la población, dicha unidad probablemente no se habría concretado si se tratara de cuestiones “supranacionales”. Como hemos remarcado, Torres y Figueroa mantuvieron encuentros en Israel con interesados en la Patagonia y a nadie le llamó la atención la insistencia expresada por ambas partes de “trabajar en conjunto” sobre temas relacionados a recursos naturales y seguridad.
El logo: ustedes habrán visto que Torres eligió una plataforma llamada “lapatagonia.org” para difundir el comunicado titulado “Las Provincias Unidas del Sur” y que la misma tiene como logo una estrella de seis puntas, similar al logo de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) que argumenta su existencia pretendiendo una “Representación política de la comunidad judía argentina”. No consideramos necesario agregar mucho más al respecto, ustedes pueden realizar las asociaciones pertinentes.
Veamos: el hecho de que esta “guerra” suponga “dos bandos” no quiere decir que sea genuina sino que podría ser otra simulación de parte de la dirigencia política argentina que hoy no se juega por los intereses de la patria que la contiene, más bien todo lo contrario. Y en este tablero geopolítico no se debe perder de vista otra gran interna que es la que se está dando dentro del poder sionista global. Ante esta realidad, los dirigentes políticos van siendo elegidos para ser parte servil a cada fracción de esta interna.
La sospecha de que todo esto sea parte de una gran obra cinematográfica, con sus villanos, sus “héroes” y los tan anhelados verdaderos héroes, tampoco sería algo imposible. Obra con la que se sigue distrayendo a los argentinos para que ante semejante conflicto la ciudadanía reclame aquello a lo que estaría siendo inducida a reclamar: el fin del financiamiento a las provincias, que implicaría que estas terminen impulsando el corte total con el gobierno nacional y, por ende, una iniciativa conjunta de desentenderse como territorio parte de toda una nación y, como dice el titular de un diario de tirada masiva, sea finalmente “Una rebelión patagónica que se extienda a todo el país”. Sin duda, esto sería una gran puesta en escena. Una enorme mentira, como esas que suele lanzar la dirigencia política de la actualidad, mayoritariamente con el objetivo de distraer mientras se hace un mal, un gran mal. Una dirigencia que ya no lucha por la verdad como un valor supremo sino que apenas finge luchar por algo noble y que más bien se inclina por defender intereses extranjeros que son contrarios a los de esta patria y su pueblo. Intereses extranjeros que atentan contra la libertad de los pueblos del mundo y que su trabajo diario es el sometimiento de los mismos.
Remarcó Perón sobre la libertad y con su precisión tan característica: “Lo que ocurre hoy con la libertad es que, estando en todas las bocas, no puede estar en todos los corazones. Si no fuera así, veríamos un día el espectáculo maravilloso de la liberación de todas las colonias, posesiones y dominios que hacen hoy que la libertad sea sólo una ilusión de algunos hombres en una humanidad egoísta y mentirosa que declama una libertad que no siente ni practica. La primera libertad que debemos conquistar es la de decir la verdad, porque, como consecuencia de vivir un clima de falsedad permanente, nada puede construirse sobre bases firmes y duraderas. Aun los intereses paralelos que impulsan a la común acción deben asentarse sobre basamentos reales y cimentarse en la verdad y la lealtad”.
Pero qué tiempos estos en los que ante tanta confusión, a la vez, hay tanta claridad. La fascinación de Milei por el sionismo como por sus representantes, los funcionarios de Israel, de Estados Unidos y de Reino Unido, es clarísima. Ejemplos de esto son su misticismo confeso y su felicidad expresada —con exageración— ante la presencia del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, quien visitó nuestro país recientemente y que celebró afirmando: “Argentina decidió volver al lado de Occidente, del progreso, la democracia y la libertad”. Entre tanto, la subdirectora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Gita Gopinath, felicitó las políticas de ajuste fiscal de la gestión de gobierno de LLA. Tampoco nos olvidamos de su encuentro en Davos con el canciller británico, David Cameron, quien aseguró no hablar sobre el tema Malvinas sino que discutieron en torno a “la construcción de cooperación en materia de comercio y la lucha contra las amenazas globales”. Un mes más tarde, el funcionario inglés viajó a nuestras Islas reafirmando su negativa: “la soberanía con Argentina no está en discusión”.
Y mientras se escribe esta columna, se difunde un video —con la canción de fondo de “Y.M.C.A.” (con toda su carga simbólica, además) de Village People— por las redes sociales en el que se lo puede ver a Milei deshacerse en elogios, físicos y verbales, ante el expresidente estadounidense, Donald Trump, en la visita del mandatario a Washington en el marco de la Conferencia de Acción Política de Acción Conservadora (CPAC). “¡Presidente! Qué lindo conocerlo. Es un gran placer conocerlo, Presidente. Es un gran honor para mí. Gracias por sus palabras hacia mí. Estoy muy contento, es muy generoso. Muchas gracias, es un gran placer”, expresó Milei entre abrazos que Trump se resistía aceptar del mandatario.
¿Cómo uno podría imaginar que este sujeto tiene amor por la patria si no tiene amor por sí mismo al rebajarse de tal manera ante otros que además lo desprecian? Cuando no se ama algo, ese algo no se defiende, porque no es prioridad. Tampoco se lo respeta. En este caso, Milei no se ama y por eso no se defiende de semejante ultraje, como así tampoco ama al país que gobierna por lo tanto no lo defenderá, entonces hará todo lo opuesto: entregarlo para saciar quizás un vacío existencial, cumpliendo las órdenes de estos personajes luciferinos.
De la sed de dominio extranjero sobre nuestro territorio ya nos lo advertía también el Coronel Seineldín, en un discurso apocalíptico por el año 1989 junto a otros oficiales retirados, publicado en la revista “El Periodista” y que es necesario releer:
“Los dos grandes imperios del mundo se han entendido a espaldas de nosotros”, empezó explicándoles. “Han establecido ya sus áreas de influencia y han reservado a la Argentina un papel de servidumbre. Rusia será el patrón hegemónico del Este. En el Oeste, lo que les importa es el control de los pasos entre los océanos. Estados Unidos no puede hacer ese trabajo solo. Cuenta con el auxilio de Gran Bretaña y de Israel. A los ingleses les han encomendado la vigilancia del paso entre el Índico y el Atlántico. Por eso están presionando tanto al gobierno de Sudáfrica: necesitan ponerlo de rodillas. Con el Canal de Suez no hay problemas. Israel se ha hecho fuerte allí. En Panamá, los norteamericanos tropiezan con el perpetuo escollo del general Noriega, que defiende la soberanía y les hace la vida difícil. Además, las aguas del canal no son libres: hay problemas técnicos severos para el tránsito de los barcos militares y la navegación de los grandes contenedores es imposible. Los imperios necesitan con urgencia disponer de otro paso, más al sur”.
“Magallanes”, apuntó uno de los oficiales. ”El Canal de Beagle no les serviría, por la amenaza constante de los icebergs…”
“Entonces lo hará Inglaterra”, arriesgó otro de los oficiales.
“Se equivoca. Lo hará Israel. Algunas fases del plan ya se han cumplido. Alfonsín entregó el Beagle en 1984 y ha favorecido la radicación de industrias judías en Tierra del Fuego. Ushuaia es ahora un suburbio de Jerusalén. Afortunadamente la segunda parte del plan ha fracasado. El país tenía que ser dividido en tres: Una Argentina del Norte, con capital en Buenos Aires; una Argentina del Sur, con capital en Viedma; y otra Argentina Atlanto-Antártica, con gobierno en Río Grande. Alfonsín era el artífice del plan. Su misión era fundar la nueva Viedma, pero no se lo permitieron. Tuvo que lavarse las manos como Pilatos. En Tierra del Fuego, sin embargo, las cosas van más rápido. Piensan construir allí una segunda Sión“.
Seineldín en ese momento enfatizó que si en aquel momento de la historia argentina no se lograba resistir y ganar esa batalla entonces “Será el fin, el Apocalipsis. Tendremos que luchar contra el Anticristo.”
Seineldín fue, como Perón, otro visionario, ambos tenían una lectura extraordinaria sobre la política internacional “que es la verdadera política”. Fueron grandes pensadores argentinos, estrategas y políticos de calibre. Si nos sumergimos por un momento en sus discursos y textos fascinantes nos daremos cuenta de que la escasez de cuadros técnicos y políticos es de niveles bajísimos. Tema para otras columnas será la falta casi total de formación política y el abandono de aquella Escuela Superior Peronista.
Y volviendo a Perón, porque es un lugar al que se debe volver, allá por el ’72 -en su regreso al país- nos proponía pensar el mundo a cuarenta o cincuenta años y es así que advertía sobre cómo era necesario el fortalecimiento de las naciones de la región conformando lo que él denominó “continentalismo” para alcanzar (por medio de la industrialización regional conformando una unidad económica con los países vecinos) una mayor soberanía ante el escenario mundial en el que se pretenderá imponer un sistema de gobernanza global: “Ya no podemos pensar con el pequeño concepto de naciones, ya debemos empezar a pensar en la tierra que es la que nos comprende, nos alimenta y nos sostiene a todos”, remarcó el líder del Movimiento Peronista.
Perón señaló en La Hora de Los Pueblos la trascendencia de una “evolución de la historia” que nos debía encontrar bien parados para no sucumbir en un mundo globalizado en el que se dirima el poderío de unos pocos mientras que otros serán dominados y otros pocos, por lo menos, serán respetados: “No es sólo un hecho material que interese aisladamente a la economía, sino también un asunto moral que hace al patriotismo y a la dignidad de todos nosotros y de nuestras patrias”. “Patriotismo y dignidad”, sentimiento y valor que en los últimos años la dirigencia política fue perdiendo.
“El año dos mil nos encontrará unidos o dominados, sentenció el General”. Entendiendo entonces que si desde dentro de nuestro propio país damos inicio a la desintegración nacional, más fácilmente seremos absorbidos por otros poderes sinárquicos que se están desplegando por todo el mundo, este mundo que pareciera prometer próximamente el mayor grado de dominación de un grupo de élite maligna sobre otros muchos y de manera completamente naturalizada por quienes sumisamente se entregan rendidos, tal vez de manera inconsciente y que acaso aún rechazan la Verdad.
Perón sí que la vio. Desde los años ’60 hablaba de un proceso de universalización. Lo daba como un acontecimiento histórico inevitable, no medido en términos de bueno o malo sino como un verdadero proceso natural de la historia: “Vivimos tiempos tumultuosos y excitantes. Lo que antes apareciera como simple hipótesis y, generalmente, como teoría negada o discutida, es hoy una realidad universal que está determinando el curso de la historia. Las masas del Tercer Mundo se han puesto de pie y las naciones y pueblos hasta ahora postergados pasan a un primer plano. La hora de los localismos cede el lugar a la necesidad de continentalizarnos y de marchar hacia la unidad planetaria”, anunciaba en La Hora de los Pueblos.
En el libro de Jorge Castro La Tercera Revolución, el autor nos explica el concepto de continentalismo y universalismo que planteó el General: “Para Perón el Continentalismo y el Universalismo son el sentido y la razón de la historia, pero esto no es contradictorio con la afirmación de una argentinidad esencial. Por el contrario, en el pensamiento de Perón la noción histórica de Continentalismo adquiere su sentido en estrecha vinculación con la afirmación de la ‘Patria de los argentinos’. Es a medida que avanza esa noción de ‘Patria de los argentinos’- como su hogar, su identidad y como esencia de la argentinidad- que también avanza y adquiere sentido la noción de Continentalismo-Universalismo”.
Para Perón en aquel entonces, donde estos temas parecían seguramente lejanos para muchos, un nuevo sistema de gobierno comenzaría a construirse, y hoy ya pocos niegan que se esté construyendo.
“El mundo, y sobre todo los grandes países, están pensando en que esta evolución que nosotros hemos presenciado va a desembocar, quizás antes de que comience el siglo XXI, en una organización universalista que reemplace al continentalismo actual. Y en esa organización se llegará a establecer un sistema en que cada país tendrá sus obligaciones, vigiladas por los demás, y será obligado a cumplirlas, aunque no quiera, porque es la única manera en que la humanidad puede salvar su destino frente a la amenaza de la superpoblación y la destrucción ecológica del mundo. Debemos comenzar a pensar que ese universalismo ha de ser organizado por alguien y que si nosotros no nos disponemos a intervenir en la organización de ese internacionalismo, todos nuestros años de lucha por liberarnos serán inútiles, porque si los imperialismos actuales imponen el ritmo de esa universalización, lo harán en su provecho, no en el nuestro” (Perón 1971).
Perón tenía en mente un proyecto de unidad política continental para la defensa de la región ante el mundo globalizado. En este presente en el que operan fuerzas sinárquicas balcanizadoras uno no debe rendirse sino obrar con inteligencia y audacia, con entendimiento espiritual de la fe en Dios, porque son tiempos en los que estamos sumergidos dentro de acontecimientos trascendentales que cuestan ser comprendidos. Pareciera que la historia se nos adelantó cien años y nosotros corremos detrás, pero todavía estamos a tiempo de ubicarnos en ella de la mejor manera, con la fuerza de autodeterminación que por organización y por su lucha obtienen los pueblos del mundo.