Revista Cultura y Ocio

La (Doble) Moral Victoriana

Por Manu Perez @revistadehisto
Tiempo de lectura: 5 minutos

La Reina Victoria llegó al trono británico en 1837 y reinó durante 63 años, hasta su muerte en 1901. Durante su gobierno el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda experimentó grandes cambios que afectaron a todas las esferas de la sociedad: política, economía, cultura, ciencia y costumbres. Globalmente, el Imperio Británico se convirtió en el gobierno más poderoso, tras incorporar colonias en Oceanía, África y Asia. De hecho la reina Victoria fue nombrada Emperatriz de la India, que fue incorporada a la Corona en 1876.

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Esta nueva expansión del Imperio se debió principalmente a la Revolución Industrial, con una floreciente industria del carbón, el hierro, el acero y el textil. A todo ello contribuyeron  nuevos inventos como la máquina de vapor, la nueva maquinaria textil – máquinas como la hiladora multibobina, más conocida como Spinning Jenny, facilitaron el incremento de la producción – y, posteriormente, la llegada de la electricidad. El campo experimentó grandes cambios, debido a que los métodos de cultivo y las herramientas empleadas para la cosecha y recogida, se modernizaron. Los medios de transporte como el ferrocarril permitieron unir a todo el país.

La (Doble) Moral Victoriana

Algo que caracterizó a esta época fue la llamada Moral victoriana, que describe cualquier conjunto de valores que engloben una fuerte represión de la sexualidad, baja tolerancia ante el delito y un estricto Código de Conducta social.

Todo buen ciudadano del Imperio debía mostrar ante sus congéneres una conducta recta y honesta, aunque estas virtudes, en muchos casos, fueran sólo una apariencia. La mujer se encontraba relegada al trabajo hogareño o fabril, y estaba mal visto que pretendiera ejercer una profesión universitaria. Sin embargo durante el gobierno de la Reino Victoria se aprobaron leyes como el Acta de Propiedad de las Mujeres Casadas (que le permitía administrar sus bienes y no que estos pasaran a manos de su marido al casarse como se hacía hasta entonces), la Ley de Divorcio y la posibilidad de que las mujeres conservaran la tenencia de sus hijos/as tras la separación. También hubo muchas escritores y artistas consagradas.

Por este entonces se popularizaron libros que establecían los códigos de conducta que debía tener la sociedad. El más conocido era El Libro de Etiqueta, de lady Gough, publicado en 1863, que desarrollaba algunos de los mandamientos sociales de la época: había que evitar por ejemplo, la proximidad de los libros de autores con los libros de autoras en los estantes de las bibliotecas. Los libros sólo podían juntarse si el autor y la autora estaban unidos en sagrado matrimonio, como era el caso de Robert y Elizabeth Barret Browning.

La época victoriana también estuvo caracterizada por enormes contradicciones, como el hecho generalizado de cultivar una fachada de dignidad y recato junto con la prevalencia de fenómenos sociales como la prostitución o la explotación infantil.

Los historiadores Peter Gay y Michael Mason señalan algunas de ellas. Por ejemplo, para bañarse en el mar se utilizaban máquinas de baño (que cubrían la desnudez), pero aun así seguía siendo posible ver personas bañándose desnudas. Otro ejemplo de la distancia entre las ideas comúnmente preconcebidas sobre la sexualidad victoriana y la realidad histórica es que, al contrario de lo que se cree, a la reina Victoria le gustaba dibujar y coleccionar desnudos masculinos, e incluso llegó a regalar alguno a su marido, el duque Alberto de Sajonia (fallecido en 1861). ​ Las jóvenes de clase media no sabían nada de sexo, y averiguaban lo que sus esposos esperaban de ellas en su noche de bodas, lo que a menudo la convertía en una experiencia traumática. No obstante, la sociedad victoriana reconocía que tanto hombres como mujeres disfrutaban de la copulación.

La reina mandó alargar los manteles de palacio para que cubrieran las patas de la mesa en su totalidad ya que, decía, podían incitar a los hombres al recordar las piernas de una mujer. Sin embargo, paralelamente a las estrictas costumbres de la época la prostitución se había convertido en un negocio que movía millones de libras. El este de Londres albergaba muchos burdeles, salones de espectáculos y salas de juego, en donde se realizaba la explotación sexual, el abuso de menores (una fotografía de 1871 que se volvió famosa muestra a una niña de 11 años prostituida que se encontraba embarazada), el juego clandestino y el tráfico de drogas. Por esta época empezaron a utilizarse los preservativos de látex (antes eran de intestino de carnero). La prostitución era una actividad muy frecuente en la Inglaterra del siglo XIX. Tan sólo en el barrio londinense Whitechapel (donde Jack el Destripador llevó a cabo sus asesinatos de mujeres en situación de prostitución)  la Policía Metropolitana calculaba que existían unas 1200 prostitutas de clase social baja y unos 62 burdeles. Par 1880 había más de 5000 mujeres en situación de prostitución solo en Londres, y unas 25.000 en el resto de Inglaterra y en Gales.

El trabajo infantil era otra muestra de la doble moral victoriana. Aunque una ley de 1829 prohibía el trabajo a menores de 9 años que les impidiera asistir a la escuela, durante el largo reinado de Victoria se siguió explotando el trabajo de niños y niñas en la minería o la industria con regímenes de 8, 10 o 12 horas. El raquitismo, la escoliosis, el asma, la desnutrición, la viruela o el sarampión eran la principal causa de muerte en estas condiciones. Mientras la Marina británica custodiaba los mares haciendo cumplir las leyes de prohibición de la esclavitud, en el mismo Imperio existía esta otra forma de explotación.

Las drogas son otro tema a destacar. Tras la victoria en las dos Guerras del Opio (1839-1842 y 1856-1860) y el posterior levantamiento de la prohibición de su comercialización en China, las empresas británicas radicadas en la India comenzaron a inundar el país de esta planta alucinógena, que pasó a convertirse en una “droga social”, cuyo fomento y comercialización era monopolio de la Corona Británica.

Por ende, la moral y los Códigos de Conducta en la época victoriana mostraban las contradicciones de una sociedad que se sostenía en el crecimiento económico capitalista a costa de la explotación y la expansión imperialista.

Autor: Luciano Andrés Valencia para revistadehistoria.es

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Bibliografía:

  • Bianchi, Susana; (2009) Historia social del mundo occidental: del feudalismo a la sociedad contemporánea, Bernal, Editorial de la Universidad Nacional de Quilmes.
  • Galeano, Eduardo; (2014) Los Hijos de los días, Buenos Aires, Siglo XXI.
  • wikipedia.org (artículos: “Época Victoriana” y “Moral Victoriana”).
  • https://historiaybiografias.com/era_victoriana/
  • https://lacasavictoriana.com/
  • https://sociedadvictoriana.blogspot.com/
  • http://www.victorianweb.org/espanol/historia/sochistov.html

La entrada La (Doble) Moral Victoriana se publicó primero en Revista de Historia.


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