España. Ese país lleno de millones de mentes privilegiadas que saben hacer de todo, desde ser el mejor seleccionador de fútbol, (siempre creemos que haríamos un mejor papel que el entrenador de turno), hasta ser el mejor alcalde para tu ciudad (si yo fuera alcalde ya verías como arreglaba todos los baches de las calles en un periquete). Sabemos hacer de todo, y a veces, sabemos olvidar con mucha facilidad, incurriendo en incongruencias o estableciendo juicios de valor que nos llevan de manera irremediable a la creación de: “LA DOBLE VARA DE MEDIR” (aquí uno puede poner voz bíblica si se quiere). Los políticos son unos maestros con estas varas, aunque los ciudadanos de a pie no nos quedamos atrás, por desgracia.
En la última semana hemos asistido en España a un nuevo espectáculo de dobles varas de medir. Ahora les ha tocado a Pablo Iglesias y a Irene Montero, que dicho sea de paso, a veces tienen más presencia en los medios por su relación que por su labor política, aunque a veces también se ganen esto por su propia culpa, pero vamos, vayamos al lío. Iglesias y Montero han decidido comprarse un chalet de unos cuantos cientos de miles de euros. No debería tener la mayor importancia, si lo pagan con dinero honrado, vaya. El problema es que la noticia “ha saltado” por la incongruencia de dos figuras de la política de izquierda, que representan, o eso se supone, a las clases trabajadoras de nuestro país. Aquí viene el primer prejuicio o la primera doble vara de medir: ¿está mal que un político de izquierda viva en un chalet o tenga un patrimonio inmobiliario alejado del común del ciudadano? En mi opinión, no, no está mal, pero claro, cada uno tiene su propia visión del asunto. La cosa se agrava cuando sabes que Pablo Iglesias y Podemos han sido el azote de los políticos que sí han seguido la senda del estilo de vida “millonario”. Hace unos años el propio Iglesias criticaba al entonces Ministro de Economía por comprar un ático valorado en 600 mil lereles. Y aquí digo lo mismo, si lo ha comprado con dinero honrado, pa’lante.
Pues al bueno de Iglesias y a la buena de Montero, que pasaba por allí porque ella, que yo sepa, nunca dijo nada sobre el ático de de Guindos, pero bueno, les han caído varios marrones encima. Por un lado, la incongruencia o la doble vara de medir de su compra millonaria, que han intentado solucionar señalando que a de Guindos se le criticaba porque “supuestamente” el ático representaba una acción especulativa. Por otro lado también se han llevado otro golpe porque se supone que han recibido un trato de favor en las condiciones de su hipoteca, algo que, hay que señalar, también recibe aquel o aquellos que tienen una fuente de ingresos respetable, como ellos. Y el tercer gancho es uno amigo, porque es el que viene desde sus propios simpatizantes, que no ven con buenos ojos esta compra (he leído incluso que han decidido consultar a las bases sobre el tema de la compra del chalet).
En medio de todo esto, y aquí viene lo mejor, los medios han aprovechado el tirón de la noticia para hacer un exhaustivo reconocimiento al chalet, el pobrecillo, y a asuntos como la hipoteca, el dinero que van a pagar, etc. Estos asuntos, triviales, en mi opinión, acaban distrayendo a los ciudadanos de problemas importantes y acaban creando debates absurdos que siempre terminan con el ya clásico “y tú más”, o dicho de otra manera, “pues anda que los tuyos…”. Debo decir que me sorprende que los dos protagonistas de esta “terrible” noticia no hayan valorado las consecuencias de su compra, sobre todo sabiendo de donde vienen y cual es su discurso. Por otro lado no creo que haya nada de malo en que un político, sea de la posición que sea, se compre un bonito chalet, o dos, y un barco, si se presta a ello, siempre que sea de dinero blanco y claro como el agua. Luego podríamos valorar si es conveniente que un político, que se supone trabaja por y para el pueblo, viva en unas condiciones que el pueblo no se puede permitir. O tal vez si es conveniente que abrace ese estilo de vida que puede distraer de la realidad social. Sí la trifulca mediática viene por ese lado, genial, pero debería ser con todos, y eso lo digo a pesar de que Podemos llegó prometiendo la Luna y un poco de Marte. Para ellos sí, pero para los demás también.
Y lo peor de todo esto, y con esto ya acabo, no es el hecho en sí del chalet. Puede existir un debate sobre el mismo, puede existir una valoración de la incongruencia de Iglesias y Montero, pero poco más. Hablar de hipotecas, metros cuadrados, precios, intereses, etc., es una desviación de los problemas reales de la gente (y esto que aplico para los de Podemos también lo aplicaría para los del PP, por ejemplo). El caso es que he reflexionado sobre el tema, pero no mucho, vaya. Espero que este debate insustancial pase rápido, y espero que se olvide, pero creo que no se hará, que tendremos chalet para rato, y que tendremos chalet para cuando sea oportuno sacarlo. Sin embargo, esto no pasa con temas mucho más graves para los ciudadanos, como rescates bancarios de cajas de ahorros que hundieron los propios políticos, que nos dijeron primero que no era un rescate sino un préstamo, y que luego nos señalaron que, bueno, que no se iba a recuperar todo el dinero, pero total, que son unos cuantos miles de millones de euros menos. Y si no pensáis de lo absurdo de todo esto del chalet, aquí os dejo una palabra: Tamayazo. ¿Alguien se acuerda del Tamayazo? ¿Verdad que se habló poco del tema? Sé que no tiene relación con el famoso chalet, pero, ¿no sería más interesante que los medios se dedicaran a cuestiones más importantes como por ejemplo, investigar el fraude democrático que fue el tema? Y pongo lo del Tamayazo porque me viene a la memoria, pero seguro que hay cientos de ejemplos.
Pues eso era todo. A ver si llega el Mundial pronto para distraernos un poco más.