Todo libro nace con un propósito. Si es una novela, el propósito es narrar una historia, habitualmente de forma que resulte interesante para el lector. Si es un ensayo (como en este caso) el propósito es aportar suficientes datos como para confirmar una tesis preexistente, por lo menos en la mente del autor.
(Fuente: Casa del Libro)
Para empezar, conviene saber que Naomi Klein es una activista canadiense antiglobalización. Esto significa que sus opiniones están necesariamente impregnadas de ese hecho. Sin embargo, aporta tal caudal de datos sobre situaciones políticas e históricas que hemos visto reflejadas de una cierta forma en los medios de comunicación del momento (en los periódicos, en los noticieros...), que nuestro punto de vista debe ampliarse para incluir su tesis. Que es, por cierto, estremecedora.
De alguna forma, en el núcleo de la tesis está Milton Friedman, un economista ultraliberal que practicó la docencia en la Universidad de Chicago, y que dió lugar a la llamada Escuela de Chicago. Para hacernos una idea de lo que estamos hablando, resumamos las tres recomendaciones básicas de Friedman a los Gobiernos, extraídas de su libro Capitalismo y Libertad: 1) Deben eliminar todas las reglamentaciones y regulaciones que dificulten la acumulación de beneficios; 2) Deben vender todo activo que posean que pudiera ser operado por una empresa privada y dar beneficios; y 3) Deben recortar drásticamente los fondos asignados a programas sociales (síntesis extraída de la reseña publicada en solodelibros).
Naomi Klein
(Fuente: wikimedia)
Seguro que estos principios nos resultan dolorosamente próximos. De hecho es la doctrina básica de los ultraliberales, o de los llamados neocons estos últimos años. En resumen, reducir al máximo el tamaño del Estado, reducir (si no eliminar) la intervención del Estado en el reequilibrio de rentas y en la protección de los más débiles, y privatización de todos los servicios (que sean rentables, eso sí). Hasta convertir al Estado en un contratista global, que subcontrata la prestación efectiva de los servicios que tiene la obligación de suministrar a los ciudadanos. En resumen, una política cuyo resultado es hacer más ricos a los ricos, y más pobres a los pobres.
El análisis exhaustivo que realiza Naomi Klein en este libro (La Doctrina del Shock. El Auge del Capitalismo del Desastre. Paidós Ibérica bolsillo, 11,95 Euros) tiene que ver con las ocasiones históricas clave en que esta teoría económica se ha impuesto en diversas partes del mundo. Y, sobre todo, con sus brazos armados. En primer lugar, el Fondo Monetario Internacional, pero seguido por las principales instituciones de Estados Unidos (en realidad, el propio Gobierno de Estados Unidos). Y todo ello para proteger y favorecer a sus propias grandes corporaciones, para crearles nuevas fronteras que les permitan aumentar sus beneficios.
Milton Friedman (1912-2006)
(Fuente: liberalismoonline)
Naomi Klein establece un paralelismo muy estimulante entre ciertas técnicas médicas (como el electroshock) y las tácticas del capitalismo salvaje para implantarse donde y cuando ha tenido ocasión, o ha podido propiciar. Con el electroshock, por cierto ampliamente utilizado en variados escenarios de tortura, se persigue que el paciente se convierta en un papel en blanco, en el que se pueda escribir de nuevo desde cero. Y la doctrina del shock es la táctica política que ha propiciado en muchos escenarios la implantación de esta práctica económica de capitalismo salvaje.
Salvador Allende
Presidente de Chile (1970-1973)
(Fuente: carbonell)
Cualquier sociedad sometida a un shock (sea un Golpe de Estado, sea una situación bélica, sea una catástrofe natural) sufre una desorientación cierta, y es más dócil ante la implantación rápida de medidas que afectan directamente a su bienestar, y puede llegar a aceptarlas como inevitables. Cuando se da cuenta de lo ocurrido, ya es tarde. Se habla también de Capitalismo del Desastre porque es en estos caldos de cultivo donde la Escuela de Chicago ha encontrado campo abonado para la implantación de sus tesis.
Augusto Pinochet
Dictador de Chile (1973-90)
(Fuente: imageshack)
El libro revisa situaciones históricas como el Golpe de Estado contra Allende en Chile en 1973, las diversas dictaduras latinoamericanas de los setenta y ochenta, la transición de Polonia desde el comunismo hacia la democracia y el capitalismo salvaje, el caso de la Sudáfrica de Nelson Mandela, la descomposición de la URSS, la Invasión de Irak (de alguna forma la primera guerra prácticamente privatizada y televisada en Prime Time), y las situaciones creadas tras algunos desastres naturales, tales como el huracán Katrina en Nueva Orléans, o el Tsunami que azotó el Sudeste Asiático hace unos años. Así como la apertura económica china propiciada por Deng Xiaoping, encaminada a convertir a China en la fábrica del mundo.
Resulta muy ilustrativo el poner énfasis en los factores económicos, y visualizar la política (y, a menudo, la represión anexa) como un instrumento al servicio de los cambios económicos que se quieren imponer.La Escuela de Chicago (con el beneplácito y el apoyo de algunas grandes multinacionales y la propia Secretaría de Estado de USA) practicó el proselitismo de sus ideas en América Latina, en los 60 y 70, para oponer la doctrina del capitalismo salvaje a las vigentes en la época en esa zona, como el llamado desarrollismo. Muchos estudiantes de los principales países de América Latina se graduaron en Economía en la Escuela de Chicago. Y luego desempeñaron papeles decisivos en la definición económica de los nuevos regímenes aparecidos tras episodios violentos, como Golpes de Estado, por ejemplo. La élite económica del Chile de Pinochet o de la Dictadura Argentina (o brasileña, uruguaya o boliviana) estaba formada por alumnos de Friedman en la Escuela de Chicago.
Lech Walesa, en su etapa de líder del Sindicato
polaco Solidarnosc (Solidaridad)
(Fuente: terra)
Los años 90 vieron el fin del comunismo político, la caída del Muro de Berlín (en 1989), la disolución de la Unión Soviética como contrapoder mundial, y lo que Fujuyama nombró como El Fin de la Historia. Un campo abonado para la extensión del capitalismo (del desastre) como única alternativa viable a la situación bipolar previa, ya quebrada. En 1989 se produjo la masacre de la plaza de Tian'anmen, más bien la represión salvaje de los opositores a la nueva política económica liberalizadora de Deng Xiaoping (inspirada por la Escuela de Chicago), que no la represión de un régimen autoritario contra los que pedían más democracia.
La Doctrina del Shock nos aporta unos ojos nuevos para analizar la actualidad en cualquier parte del mundo. Un elemento más que habitualmente está enmascarado y del que raramente se habla, sucumbiendo la opinión internacional a la total superficialidad. Es muy interesante, asimismo, la cuestión de las agresiones contra los Derechos Humanos, que casi siempre tienen un propósito, que es el de silenciar a los que no están de acuerdo con el nuevo orden económico impuesto.
Boris Yeltsin
Presidente de la Federación Rusa
(1991-99)
(Fuente: cbc)
La Administración Bush fue un ejemplo perfecto de la puesta en práctica de las doctrinas de Milton Friedman y del capitalismo salvaje. No fue un hecho baladí que Donald Rumsfeld, ese personaje bastante siniestro que fue Secretario de Defensa, fuera discípulo aventajado y gran admirador de Friedman. El propio planteamiento de la Invasión de Irak estuvo basado en la Doctrina del Shock. Se trataba de noquear, narcotizar, insensibilizar, a la sociedad civil iraquí, para que aceptaran sin rechistar la implantación de un nuevo orden. Como en las prácticas del electroshock, convertir a Irak en un papel en blanco, donde diseñar desde cero un nuevo país. El fracaso vino, entre muchos otros errores de criterio, de que el estado de shock es transitorio, y la única forma de actuar es con extrema rapidez, antes de que el paciente se recupere.
Donald Rumsfeld
(Fuente: brainythoughts)
Con anterioridad, friedmanitas significativos en el poder, en estados democráticos, fueron Ronald Reagan y Margaret Thatcher.
En España hemos vivido algunos episodios relacionados con estos hechos, como la famosa foto de las Azores. Lo que yo no sé es si Aznar actuó conscientemente, ajuntándose con los adalides de la Doctrina del Shock para intentar sacar ventaja para España y para las grandes corporaciones españolas, o simplemente sucumbió a la fascinación de la foto con los amos. Los resultados vistos, desde luego, abonarían esta segunda hipótesis.Y hoy mismo, en la Comunidad de Madrid, tenemos a una Presidenta ultraliberal (neoliberal, neocon, o como la queramos llamar), seguidora de la Escuela de Chicago, que ha privatizado en la práctica buena parte de la Sanidad y la Educación.
Bush, Blair y Aznar, en las Azores
(Fuente: miguelangelmarti)
Y el FMI sigue por sus fueros, imponiendo medidas friedmanitas para la salida de la crisis que estamos viviendo. La Unión Europea (y Zapatero con ella) se ha tenido que plegar a sus recomendaciones ultraliberales (reducción del déficit público a base de reducir el gasto público, entre otros la rebaja del sueldo de los funcionarios).
Para analizar la actualidad, tenemos que seguir la norma de los investigadores criminales ante un asesinato: ¿Quién se beneficia con su muerte?. Como diría Hercules Poirot, cherchez l'argent.Le agradezco desde aquí a mi buen amigo George su recomendación para leer este libro.La Doctrina del Shock, un libro de amena lectura muy recomendada para todos. Que nos ayudará a ser un público menos dócil y menos crédulo, y a formarnos una opinión más informada sobre la actualidad.
JMBA