Manuel García, colaborador del blog, entrevista al escritor Franciso Narla
Para muchos, la mejor novela histórica del 2013
Tras la publicación de Ronin, Francisco Narla se ha afianzado en uno de los novelistas que mejor profundiza en el misterio de la aventura. Como revelación de un mundo perdido para siempre, la aventura es clave en la escritura del autor gallego. Lo que descubrimos en su narrativa es, además, un intuitivo cuidado de la expresión que aleja las obras de Narla de una novela histórica prototípica, sino que el ritmo interior que subyace en los capítulos tiene la intención de construir una epopeya donde el valor de lo heroico es ejemplar, moralmente ejemplar. Los espacios y las acciones nos descubren un mundo aparentemente real, pero que nace, como las grandes elegías, de la añoranza de una realidad que necesita la motivación de los héroes y sus hazañas. Los seres humanos necesitan soñar con mundos inexplorados que obras como Assur o Ronin describen con un material histórico que es el pre-texto para indagar en los misterios de las conquistas y los sentimientos que las mueven. A continuación, presentamos la entrevista que el autor de Ronin ha realizado recientemente para este medio.
¿Cuál ha sido la motivación de esta nueva novela? ¿Por qué has sentido la necesidad de reconciliar mundos culturalmente tan opuestos en Ronin?
Tras conocer el asombroso viaje de la embajada Keichō, empecé a investigar por mero interés personal, pero al descubrir cómo en un mismo momento confluían las guerras de Flandes, la rampante corrupción de la Corte de Felipe III, la importancia del mercado de especias, la reestructuración del Japón feudal, el asedio de Fushimi… Tenía elementos magníficos para contar una historia y solo necesitaba unirlos en una trama que creara interés para el lector. Sin embargo, debo aclarar que no ha tenido que ver con un deseo por conciliar mundos opuestos; en mi camino creativo el entretenimiento del lector es siempre el primer objetivo, procuro, adrede, evitar planteamientos más elevados como principio narrativo. Creo que esa es labor para gentes de mayor enjundia intelectual y yo no me siento preparado para tan altas cotas. Me limito a idear una historia atractiva, basada en pinceladas de Historia poco conocida, con elementos originales y trabajo con el mayor rigor que puedo en términos históricos, pero también en cualquier aspecto de la novela, pero siempre teniendo un objetivo muy claro, el entretenimiento del lector.
¿Qué virtudes destacarías en los samuráis? ¿Crees que el personaje de Ronin obedece en su realidad histórica a esa moral que describe la novela?
Destacaría de esos caballeros feudales del Japón medieval su inquebrantable capacidad de compromiso y sacrificio. Y espero que sea así, que realmente sea un espejo de la Historia, porque yo he trabajado muy duro para que la novela fuera rigurosa en todos los aspectos posibles, incluyendo el escenario histórico y su contexto moral. Debía hacerlo así, por respeto a los lectores que conocen esa época y esos lugares. Y sentí el enorme peso de la responsabilidad que asumía al idear un cuento relacionado con un período tan amado y conocido por muchos a la par que tan misterioso para muchos otros.
Para muchos críticos, resulta peliagudo reseñar novelas históricas, de aventuras, cuando comprobamos que el mercado está saturado y que algunos pseudoescritores se dedican a copiar y pegar materiales históricos ingentes para darle más volumen a sus libros por razones de mercado. En tu caso, observo que hay una diferencia destacada. Hay una preocupación por la calidad del lenguaje y no hay sensación de fatiga en la descripción de detalles históricos y costumbristas. ¿Cómo preparas la documentación de la obra? ¿Cuándo deja de ser material histórico para convertirse en material narrativo?
La preparo trabajando incasablemente; leyendo mucho, manteniendo decenas de entrevistas con expertos, pidiendo multitud de favores, analizando con mucho cuidado cada elemento. Es una labor ingente que requiere mucho esfuerzo y una buena cantidad de horas, pero que no tiene otro mérito que la disposición a tener poco tiempo libre.
En cuanto a la segunda pregunta, la respuesta es simple pero encierra una enorme complejidad; lo cierto es que lo que debe hacerse es escuchar a la trama, prestar atención al argumento. Creo que en una novela hay que ser concienzudo con el propósito narrativo; la documentación sirve para adornar el relato de modo coherente, pero nunca puede anteponerse al deseo de entretener.
De nuevo aparecen en Ronin el mar, el naufragio, los paisajes… ¿Qué importancia tiene para ti la recreación de los espacios en novelas como las que escribes?
Se trata de una técnica narrativa que, espero, cuadre con el tipo de historia que deseo contar. Si se tratase de una novela negra no acudiría a ese tipo de escenografía. Pero en el caso de Assur o Rōnin creo que es adecuado volcarse en una narrativa que resulte muy visual. Claro está se trata únicamente de mi opinión, no de una verdad irrefutable. Sin embargo, yo opino que en este tipo de historias plagadas de aventuras en lugares exóticos es importante que la lectura resulte lo más visual posible para el lector.
Viñeta del autor, extraída de su web
En muchas de tus intervenciones declaras que eres un contador de historias. Ronin es una novela de aventuras. ¿Por qué crees que necesitamos leer aventuras? ¿Crees que es un rasgo inherente al propio origen de la literatura?
Supongo que necesitamos leer aventuras porque sea cual sea nuestra generación o nuestro origen nos atrae aquello que no conocemos y nos agrada tomar contacto con ello desde la seguridad del papel y la tinta, sin necesidad de verse envuelto en la humareda de la pólvora negra o junto a los cascos de los caballos. Sin embargo no estoy tan seguro de que sea inherente al origen de la literatura, pero esa es una disquisición para pensadores más elevados que yo mismo. Yo sólo soy un cuentacuentos, no un estudioso de la literatura.
Muchos autores declaran que el hecho de terminar una obra es una derrota porque pierdes la emoción y el estímulo de esa aventura que estaba en proceso, de una aventura concreta e irrepetible. ¿Tienes esa sensación cuando terminas trabajos tan densos y complejos como es el caso de Ronin?
Pues la verdad es que no, en mi caso no es así, más bien al contrario. Me siento dichoso porque he concluido un proyecto que me ha llevado un trabajo arduo. Para mí el objetivo al comenzar es llegar a un buen fin, de modo que escribir las últimas líneas supone una alegría. De todos modos, mecanografiar la palabra FIN nunca es el final, luego vienen las sesiones de lectura y relectura, las revisiones, los ajustes, la búsqueda de erratas, el proceso editorial con sus galeradas, maquetación, portada, etc. Es como si la novela se fuese apagando poco a poco para renacer como libro físico y, a partir de ahí, como cuando un hijo se va de casa, el escritor pierde su dominio sobre ella, pues la historia pasa a la potestad de sus verdaderos dueños, los lectores.