Revista Comunicación
LA INMINENTE DESAPARICIÓN de CNN+ nos ha sumido a muchos en una profunda tristeza. El cierre de un medio, sea el que sea, debería ser siempre motivo de preocupación. Primero porque, como ha subrayado el propio Iñaki Gabilondo, supone "una pérdida para la pluralidad de ideas". Y todo esto, claro, sin perder de vista las terribles consecuencias que esta decisión tendrá para los trabajadores.
Pienso que los receptores de la información son muy libres de escoger sus canales, pero resulta desolador el creciente protagonismo de la telebasura política en una TDT donde la zafiedad y el insulto están a la orden del día. El periodismo sosegado y respetuoso de CNN+, pongamos que hablo de Antonio San José, de José María Calleja, del propio Gabilondo y del resto de compañeros, debería permanecer por derecho propio frente a tanto griterío, tanto extremismo y tanto contertulio faltón. Hay estilos y estilos y el de CNN+ se parece bastante al del mejor periodismo. Lástima que no haya gozado de la complicidad de la audiencia, tentada siempre a caer en los brazos de unos formatos menos exigentes. Aunque ya sea tarde, demasiado tarde, vaya para ellos, para la "clase media" de la cadena, para esa infantería que es la primera en caer cuando vienen mal dadas, el testimonio de mi más sincero reconocimiento por su buen hacer.
Dicen que son las leyes del mercado las que han acabado con CNN+. Pues vale, pero a mí no me convence, porque en realidad lo que se está debilitando es la propia democracia. Así de sencillo y así de triste. Y lo peor es que de nada sirve lamentarse porque el mal ya está hecho.