La Double Vie de Veronique

“La exterioridad no existe, lo espiritual es imprescindible y lo metafísico el fin”.
Krzystof Kieslowsky (1941-1996) Director de cine polaco.

Krzystof Kieslowsky era algo más que un director de cine. Era un poeta de la imagen fílmica. Al igual que en la poesía escrita, en sus películas eran más importantes las sensaciones y emociones creadas por la propia estructura y forma de la obra, que la historia o los personajes.

La Doble Vida de Verónica es, quizás, su película más conseguida en este sentido. La historia es simple en apariencia: Weronika es una joven polaca que vive en Cracovia, ama la música y sufre una dolencia cardíaca. Veronique vive en Francia y es idéntica a Weronika, también adora la música y tiene los mismos problemas de salud. Ninguna de ellas sabe de la existencia de la otra, aunque algo les dice que no están solas en el mundo.

El tema del Doppelgänger es usado por Kieslowsky para hablarnos de la necesidad de todo ser humano de no sentirse solo. No se trata de una soledad física, sino existencial. Ese sentimiento de soledad y desamparo que a algunos nos hace preguntarnos por el sentido de nuestra vida y de la VIDA. Y para ello se sirve de todos los recursos técnicos y artísticos que el medio cinematográfico pone a su alcance.

El guión no tiene fisuras. Comienza narrando la vida de Weronika para, en un momento crucial para el personaje y para la historia, pasar a contarnos los sucesos en la vida de Veronique, enormemente influenciados por lo ocurrido en la vida de la otra verónica

La doble interpretación de la protagonista (una inmensa y bellísima Irène Jacob) simplemente conmovedora.

La fotografía, en tonos amarillo-verdosos, es determinante a la hora de sumergir al espectador en un ambiente irreal y poético.

Y por último, mención aparte merece la extraordinaria música creada por Zbigniew Preisner , que alcanza una compenetración con las imágenes absolutamente celestial. De las mejores de toda la historia del cine. Una música triste y desoladora, que retrata a la perfección elalma de las protagonistas.

Todo esto dirigido con mano maestra por un artista en estado de gracia, que después realizaría su obra más ambiciosa (la trilogía de los Tres Colores: Azul, Blanco y Rojo) con desiguales resultados. La Doble Vida de Verónica no es una película fácil de ver. Quizás por las intensas emociones que provoca en el espectador, y por lo exigente de la propuesta. Pero una vez te atrapa, ya no hay manera de escapar de su arrebatadora belleza, de su intensa espiritualidad…