Una madre tiene, normalmente, en su alma guardado el recuerdo de los partos de todos sus hijos. El parto y el nacimiento del bebé se funden en sensaciones, emociones y vivencias que permanecen en el recuerdo. Son las experiencias (previas, durante el parto y posteriores) que hacen que la madre considere si los partos de sus hijos han sido o no positivos y suponen o no en sí mismos recuerdos hermosos o traumáticos. La experiencia del parto marcará tanto el posparto como la crianza inicial e incluso avanzada de sus hijos y su posterior decisión, en ocasiones, de volver a pasar por la experiencia de la maternidad o no.
Su parto, su percepción del mismo, la realidad objetiva del alumbramiento y cómo ella la encaje lo que sabe y lo que siente serán tan fundamentales que marcarán incluso el vínculo inicial con su bebé. Marcarán cómo se siente respecto a la llegada de ese pequeño ser que ahora está en sus brazos tras un increíble viaje que comenzó meses atrás, y que ha culminado con el momento del parto para iniciar una nueva etapa fuera del útero de su madre.
Una mujer que vive su parto como algo traumático, bien porque se produzcan malos tratos, bien porque no se cumplan expectativas que tenía volcadas sobre él y luego no se atienda a las consecuencias de esta ruptura de expectativas o bien porque su vida o la de su bebé se hayan encontrado en peligro durante este proceso, es una mujer que lleva esa marca en cada segundo de su maternidad.
Es importante entender que la mujer ha de vivir un proceso de curación mientras vive uno de adaptación y entrega a la maternidad. Por ello, cuando en un parto se producen situaciones que puedan resultar traumáticas, es toda una familia la que está siendo afectada por estas situaciones y, por tanto, las dimensiones de este problema trascienden al evidente drama que supone para las mujeres, trasladándose a la familia y, por añadidura, a la sociedad.
La madre que vive su parto de un modo consciente, respetado y apoyado con su familia o con su doula puede encontrarse, por supuesto, con situaciones traumáticas por cualquier dificultad de salud que se produzca durante el parto. Pero esta mujer, informada, consciente de su proceso y apoyada en él desde el punto de vista sanitario, familiar y emocional, tendrá más herramientas para recuperarse de esas posibles situaciones que aquella madre a quien no se le ha ofrecido información veraz y apoyo adecuado.
Vivir un posparto es encajar un puzle en el que las piezas parecen cambiar cada segundo. El bebé se desarrolla a una velocidad de vértigo, con cada cambio, sus necesidades parecen modificarse aunque sean esencialmente las mismas cada día. Y al mismo tiempo esa mujer cambia en cada momento mientras se adapta a las necesidades de su bebé, le conoce cada día un poco más y se reencuentra ella cada día un poco más en este nuevo papel de madre, en el nuevo papel de pareja que se crea tras la maternidad, en el nuevo papel de mujer que se modifica tras la maternidad... Porque ese entorno cambia, va volcando expectativas a veces, esperanzas otras, opiniones, experiencias propias, consejos pedidos o no... y muchas incógnitas al no comprender muchas veces cómo actuar frente a esa maternidad. Dónde están los límites y las necesidades que deben ayudar a cubrir.
Un parto respetado, consciente y apoyado es un gran primer paso para tener un posparto y una crianza más seguros y también más conscientes. Y el apoyo familiar, emocional y la información veraz a la madre y la familia ayudan a que este camino sea más sencillo de tomar. Esto es algo que las doulas tenemos muy presente y tratamos cada día con las madres a quienes acompañamos. Para que estas madres se sientan seguras y tranquilas, para que se sientan apoyadas y comprendidas, para que realmente decidan y sean respetadas en el camino hacia su parto, hacia el nacimiento de sus hijos. Para todo ello es acompañada desde el soporte emocional, la comprensión de su ser individual, de sus emociones personales y desde el respeto. Porque el parto respetado y el nacimiento respetado se inician en un embarazo respetado, en el respeto a la mujer, en el respeto al bebé y en el respeto a la familia.
Fuente: Beatriz Fernández. Doula en todas las etapas de la maternidad. Especializada en Duelo Prenatal y Neonatal Asesora de Porteo Respetuoso Técnico en Educación Infantil. Colaboradora de GuiaInfantil.com
C. Marco