Los trastornos de pigmentación cutánea afectan cada vez a un mayor número de personas, especialmente mujeres en edad fértil. Entre ellos, el melasma se ha consolidado como una de las afecciones más consultadas en dermatología clínica debido a su impacto estético y a la dificultad para lograr una mejora sostenida en el tiempo. Este tipo de hiperpigmentación facial, de carácter crónico y recidivante, suele estar influido por múltiples factores ambientales, hormonales y metabólicos, que pueden agravar su evolución si no se identifican adecuadamente.
La Dra. Janeth Arévalo, especialista en salud cutánea y dermatóloga en Loja, ha publicado recientemente un contenido informativo orientado a sensibilizar sobre los factores que influyen en el desarrollo y la persistencia del melasma. Entre ellos destaca la exposición solar sin protección, el uso inadecuado de cosméticos, los cambios hormonales y ciertos hábitos alimentarios que, aunque poco conocidos, pueden incidir negativamente en la respuesta de la piel.
Influencia hormonal, radiación solar y alimentación
El melasma está directamente relacionado con estímulos hormonales como los que se producen durante el embarazo, el uso de anticonceptivos o tratamientos con estrógenos. Sin embargo, la exposición a la radiación ultravioleta y a la luz visible también desempeña un papel determinante, ya que puede activar de forma persistente la producción de melanina en determinadas zonas del rostro.
Además de los factores externos, la doctora subraya la importancia de vigilar la alimentación, ya que algunos productos pueden contribuir a la inflamación sistémica o generar respuestas de oxidación celular que agravan el cuadro pigmentario. Entre los aspectos a tener en cuenta se encuentra la ingesta de alimentos proinflamatorios o con alto contenido en azúcares simples y alimentos ultraprocesados o ahumados. Además, el exceso de cafeína o alcohol también pueden agravar el melasma. Del mismo modo, la inclusión de alimentos que mejoran la salud de la piel, como aquellos ricos en antioxidantes naturales y vitaminas del grupo B, puede favorecer la recuperación progresiva de la uniformidad del tono facial.
Un abordaje integral y sostenido en consulta
El tratamiento del melasma requiere una intervención dermatológica continua, adaptada al tipo de piel, el grado de afectación y la historia clínica de cada paciente. En su consulta, la Dra. Janeth Arévalo combina el uso de agentes despigmentantes tópicos, protección solar reforzada y procedimientos complementarios como peelings químicos, microagujas o láser, siempre bajo criterio médico y en fases progresivas.
El melasma, por su naturaleza crónica, exige una estrategia preventiva a largo plazo que contemple el estilo de vida, la exposición ambiental y los cuidados domiciliarios.
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