La escopolamina se utiliza diluida en bebidas alcohólicas.
La burundanga o escopolamina y se extrae de plantas de la familia de las solanáceas. Su acción como depresor del sistema nervioso ha convertido a esta droga en la favorita de violadores, secuestradores y de algunos ladrones ya que anula la voluntad de la víctima a los pocos minutos de su administración dejándola a merced de agresores como el varón de origen colombiano detenido en Madrid por abusar sexualmente de más de una veintena de mujeres.Ha formado parte de los llamados ‘filtros amorosos’ que se empleaban en la Edad Media, algunos servicios secretos la han utilizado en sus interrogatorios y en Latinoamérica se ha ganado la fama por ser la sustancia que utilizan los delincuentes para robar y violar. En Bogotá (Colombia), donde más se usa, uno de cada cinco ingresos en Urgencias por intoxicación se atribuyen a la escopolamina.
A pesar de que en ocasiones se ha descrito su uso recreacional, los efectos de esta sustancia son desagradables por lo que no es habitual el consumo prolongado o la adicción. “La burundanga, pues, podría no incluirse, por sí misma, en una publicación sobre drogas de abuso si no fuese por el hecho de que se usa, con fines delictivos, como un tóxico, diluido en bebidas alcohólicas o aspirado en cigarrillos, para provocar la sedación en personas que, posteriormente, serán víctimas de rapto, abusos sexuales o robo”, señala un informe sobre drogas emergentes elaborado por el Plan Nacional sobre Drogas.
Igual que otras sustancias empleadas de forma ilícita, la escopolamina tiene usos médicos. “Está comercializada y se utiliza sobre todo en las Unidades de Cuidados Paliativos para disminuir las secreciones y mejorar la respiración de los pacientes”, explica a ELMUNDO.es Magí Farré, especialista en Farmacología Clínica del Hospital del Mar (Barcelona). También se emplea, en forma de parches, para evitar los mareos.
Una sustancia poco común y difícil de obtener
“La intoxicación aguda cursa con síntomas como piel seca, hipertermia, sequedad de boca y ausencia de saliva y sudor, midriasis [dilatación de las pupilas], visión borrosa, alteraciones cardiacas (taquicardia), íleo intestinal y retención urinaria”, señala el citado informe. “A dosis elevadas produce desorientación, fabulaciones, ligera euforia y alucinaciones, delirium, coma e incluso la muerte”, añade.
Precisamente, este cuadro de síntomas “es muy característico de la intoxicación por burundanga y debería estar presente en las personas afectadas”, explica Santiago Nogué, jefe de la Unidad de Toxicología del Hospital Clínic de Barcelona. Sin embargo, “no vemos esto, sólo confusión, lagunas mentales, etc.”. Por eso, este experto cree que el uso de la escopolamina “es un mito”.
Es más, en este hospital catalán llevan tres años usando un test específico para detectar este antimuscarínico en orina y de todas las personas a las que se les ha hecho (alrededor de 100), ninguna ha dado positivo. En cambio, “sí hemos detectado otras sustancias; las más habituales, alcohol y cocaína, pero no burundanga”.
Para Nogué, la hipótesis de la benzodiazepina -como el flunitrazepam (Rohypnol)- es más realista. Cualquier sustancia de esta familia “puede conseguir un estado de somnolencia, estupor y la incapacidad de recordar y, además, son más asequibles”, asegura.