Un idioma que sin conocerlo me apasiona, que sin comprenderlo adoro escuchar... Será por su entonación intensa o por la magia de su fonética... Lo cierto es que no puedo dar una respuesta concreta a mi atracción no solo por una forma de hablar, sino también por un siempre singular cine francés y por el tremendo "Charme" (encanto) de su geografía, sus construcciones y su decoración en general...
Hoy, quiero hablaros de Estrasburgo... Una ciudad que ocupa los primeros puestos de la lista de los lugares más bonitos que jamás haya visto. Cuando visito un lugar que me apasiona, siempre pienso que las fotografías se quedan tremendamente cortas, y que sólo volviendo otra vez, podré sentir la misma felicidad, la que se experimenta al pisar por primera vez un lugar, que al instante sientes ya como tuyo... Tal vez será porque para disfrutar de una belleza intensa, es siempre necesario poner el corazón a tierra y pedir a los cinco sentidos que lo den todo.Declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO desde 1988, Estrasburgo se revela como un rincón emblemático gracias a sus brasseries y los winstubs, pequeños restaurantes típicamente alsacianos, las idílicas casas con entramado de madera que se agrupan en la "PETITE FRANCE" rodeadas de canales y flores, y por la descomunal e imponente catedral de "Notre Dame"...Hoy, tan solo puedo aspirar a descubriros una mínima parte del potencial de este maravilloso rincón del mundo, que he tenido el privilegio de devorar como lo haría como con el más exquisito dulce... Probarlo ¡ESTA EN VUESTRAS MANOS!Fotografías: Cosas de Palmichula