Efectivamente, esta es la fotografía que de la duquesa de Alba, publica la revista Time, en referencia a su matrimonio con D. Alfonso Díez y que parece corresponderse con la “premiere” de la película protagonizada por Tom Cruise y Cameron Díaz, parcialmente rodada en Sevilla, donde por cierto, localizan estos norteamericanos, los sanfermines. No encontré en la publicación, imágenes del Sr. Díez, siempre discreto y sobre quien se dijeron muchas cosas en diferentes medios, pocas de ellas favorables. Incluso en la prensa nacional, el Sr. Ussía se manifiesta en contra de la aristocrática voluntad de Dª Cayetana, a quien considera responsable de la casa de Alba y su rancio abolengo, vaya por Dios.
La verdad es que esta buena señora goza de mis simpatías, pese a haberse pasado con el bótox, pero su sentido del humor, su carácter transgresor con las normas, la capacidad de lucir bikini a los ochenta y cinco años y otras cualidades, conforman toda una personalidad, además de los títulos nobiliarios que posea. No obstante, la boda parece fuera de lugar; tiene todo el derecho a ser feliz y si la compañía del tal D. Alfonso los consigue, pues adelante; pero el paso del matrimonio parece excesivo, especialmente si contamos el carácter mediático que se le confiere desde un principio y la diferencia de edad tan significativa y avanzada, entre los contrayentes. No es que veinticinco años sean una barrera infranqueable, pero resultan especialmente llamativos cuando uno de los contrayentes se acerca más a los noventa años; cualquier momento de la vida es bueno para el disfrute del tiempo, que es lo único que nos queda, pero la tercera boda de la duquesa parece que está de más, como esos días que los médicos dan a los pacientes terminales y acaban por resultar absolutamente inútiles.