El endeudamiento externo ilegítimo en Argentina, especialmente desde 1976 en adelante, estuvo acompañado con acciones que facilitaron la trampa y lo indebido y permitieron que se ocultara la información relevante a la sociedad. La estrategia de ocultamiento, desinformación y manipulación, se asentó en diversas modalidades de manejos de medios de difusión, funcionales al objetivo querido.Por Dr. Miguel Julio Rodríguez Villafañe
Entre las dinámicas llevadas a cabo, se puede señalar el
asesoramiento o la cooptación y/o la compra de medios de difusión, en
especial por los bancos prestamistas externos y/o por sus representantes
o vinculados a ellos. Estos se hicieron dueños, total o parcialmente,
de empresas de diarios, revistas, radios, televisión, sistemas de
cables, servicios de Internet y telefónicos. Y a los medios de difusión
que no eran de su propiedad, los condicionaron de diversas formas,
directa o indirectamente.
Estado cómplice
Por otra parte, el Estado les facilitó realizar una importante concentración de la propiedad de medios de comunicación que, en muchos casos, llevó a conformar grandes grupos monopólicos y/u oligopólicos. Lo que permitió potenciar la difusión del discurso único, esencialmente, en el tema de endeudamiento externo y competir deslealmente con quienes no estaban cerca de los fines queridos por dichos grupos. Por la ley 22.285 de Radiodifusión de 1980, se aseguró un mercado cautivo a las estructuras operantes sobre la opinión pública.

Pero después, el entonces presidente Mauricio Macri, reformó la ley referida apenas asumió, mediante el Decreto de Necesidad y Urgencia 267/2015 y eliminó las disposiciones que determinaban un límite a los monopolios mediáticos, dado que fijaban una cantidad máxima de licencias que podía tener cada prestador.
Aparato adormecedor

En el tema del endeudamiento, siempre se apeló a un lenguaje complejo, -casi críptico-, de difícil comprensión para las personas en general. Baste referir, por ejemplo, que se habla de carry trade, en vez de decir “bicicleta financiera”, que es una estrategia que consiste, en que grandes capitales venden sus dólares y los invierten en pesos a tasas altas, por ejemplo, como ahora, al 3% mensual o más y luego, retiran sus pesos y recompran dólares a un precio bajo, mantenido ficticiamente por el gobierno. De esa manera, especialmente los bancos, obtienen grandes ganancias, endeudando al país y empobreciendo a su población.
Ataque a los que discrepan
Sólo algunos elegidos, “debidamente formados” -o adoctrinados- en los centros del poder económico y sus universidades, eran y son a quienes se les permite hablar y pueden evaluar y tratar la temática, con capacidad reconocida por los interesados. Y a todo aquel que no pertenece a ese grupo de elegidos, se le niega autoridad técnica para opinar en materia de económica. A éstos últimos, el actual presidente Javier Milei, con desprecio, los llama “econochantas”.Criminal ataque a periodistas
Como parte de la descalificación, Milei ataca también a las personas que desde el periodismo informan o critican su política en general y la económica en especial. Al punto tal, que el presidente, llega a decir, que considera, que “no se odia lo suficiente a los periodistas”. Además, los degrada de distintas formas y manifiesta, que “son muchos los que debe enviar a la hoguera”. De esa manera, no solo condiciona la libertad de expresión, que dice pregonar para sí, sino que, fundamentalmente, justifica, en manos del aparato represivo del Estado y de fanáticos, el agredir a quienes informan, como ya ha sucedido. Resulta un claro empuje ilegal, a delinquir en contra del periodismo.
A su vez, como nunca, los/as periodistas están tan condicionados personalmente en su tarea, con inseguridad laboral, sueldos por debajo de la línea de pobreza, (en algunos casos, por debajo de la línea de indigencia), condiciones cada vez más denigrantes de trabajo y futuros inciertos.
El Banco JP Morgan

Mientras tanto, en este aspecto cabe recordar que el banco JP Morgan se fusionó, en el año 2000, con el Chase Manhattan Bank de los Rockefeller. Entidad financiera esta última, en la que integró el Consejo Asesor el ex-Ministro de Economía del Proceso Militar de 1976 José Alfredo Martínez de Hoz, padre de la política económica neoliberal que se instaló en el país, durante el último gobierno militar de facto. Política esa, que repetía la frase: “Hay que achicar el Estado para agrandar la Nación” y que, desde tremendas ilegalidades, aumentó, enormemente, la deuda externa argentina.
La bicicleta financiera que se instauró permitió el ingreso de dinero, que nos endeudó y luego se llevó el ahorro argentino, con el dólar garantizado ficticiamente en su valor, durante los diversos períodos en los que se aseguró su precio por las políticas económicas fijadas por los Ministros de Economía de turno (“la tablita” de José Martínez de Hoz; “el dólar uno a uno” de Domingo Cavallo y el “dólar bajo” de Luis Caputo).

Al decir del experto económico Pablo Tigani, en el diario Ámbito Financiero del 19/08/25 ahora, “las decisiones económicas responden a la lógica del acreedor internacional y no a la del ciudadano. El FMI provee desembolsos, J.P. Morgan redacta informes `optimistas´ y el Ministerio de Economía ejecuta políticas que garantizan retornos financieros, aunque impliquen recesión y pobreza interna”. Y agrega que, “en este teatro de operaciones, el FMI se presenta como garante de seriedad, J.P. Morgan Global Data Watch, Global Economic Research (15 Agosto 2025) como oráculo infalible y los medios hegemónicos como relatores de la épica del ajuste.
Pero lo cierto es que, detrás de la retórica de la estabilidad, se esconde una mesa de dinero administrada a espaldas de la ciudadanía, donde la prioridad no es el bienestar social sino la conservación de privilegios financieros (Stiglitz, 2002)”. Y todo ello opera, como un blindaje electoral, pero que después de las elecciones próximas, de ninguna manera, garantiza, que el panorama futuro no sea el abismo.
Dr. Miguel Julio Rodríguez Villafañe - Abogado constitucionalista cordobés y periodista de opinión

