Revista 100% Verde

La economía colaborativa llega a la agricultura

Por Karlosv9

La economía colaborativa llega a la agricultura

Compartir casa, coche, billetes de tren, comida y un largo etcétera de intercambios es lo que propone la economía colaborativa. Pero esta nueva forma de entender la propiedad no tiene límites.

Ahora en Francia surge una nueva vía de esta nueva economía, que podemos denominar la economía del reparto. Se trata de la primera plataforma de alquiler de maquinaria agrícola entre particulares.

We Farm Up, es el nombre de esta plataforma que pretende convertirse en una herramienta para luchar contra el endeudamiento crónico al que se arriesgan los agricultores.

We Farm Up es una especie de Airbnb agrícola que privilegia la proximidad entre los interesados y la transparencia que propicia la red.

La economía colaborativa llega a la agricultura

En Francia ya hay más de 600 agricultores con un perfil en la plataforma que pueden establecer contactos entre ellos para intercambiar 300 máquinas agrícolas que van desde tractores a desbrozadoras, máquinas sembradoras, arados, etc.

La mayor parte de toda esta maquinaria pasa mucho tiempo en los cobertizos sin ser aprovechadas por nadie. Esto hace que la amortización de muchas de estas máquinas no se consiga en menos de 10 años.

Los costes de la mecanización en muchas explotaciones suponen entre un 30% y un 40% de la cifra de negocio. Estos costes fijos asfixian a los agricultores y son una de las principales causas por las cuales muchos agricultores se ven obligados a abandonar la profesión que han ejercido toda su vida.

Además, muchas máquinas imprescindibles para la actividad agrícola sólo se usan una vez al año y por ello el periodo de amortización se hace eterno.

La economía colaborativa llega a la agricultura

Esta plataforma, como ocurre en casi todas las iniciativas enmarcadas en la economía colaborativa, dependerá del número de agricultores inscritos y de su capacidad de generar confianza entre ellos; especialmente entre los más conservadores, que como suele ocurrir, no ven hasta muy tarde las ventajas que se les presentan llegando a malinterpretar esta magnífica iniciativa. Y es que pagar un uso justo por una máquina es algo revolucionario en el mundo agrícola.

Las especiales características de este tipo de máquinas obligan a que las transacciones se lleven a cabo como máximo a una hora de tractor, es decir, en un radio no superior a los 30 kilómetros de distancia.

Deseamos que se expanda la iniciativa y que llegue a España cuanto antes. La agricultura precisa de nuevas ideas y la economía colaborativa, como ocurre en el sector turístico, en el transporte y en el ocio, tiene mucho que decir al respecto.

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