la economía del sexo
(…)Felicidad y sexo romántico: A nivel regional, la editorial Elsevier imprime por estos días un libro con distintos capítulos sobre "economía de la felicidad" correspondientes a los distintos países de América latina. Los economistas Martín Tetaz (UNLP-Cedlas) y Pablo Schiaffino (UTDT) hicieron el apartado para la Argentina, en el cual resaltan una conclusión llamativa: que el sexo no hace la felicidad, o al menos el sexo sin involucramiento sentimental. "La gente que es muy activa en su vida sexual, pero que no está sentimentalmente enganchada, no reporta mayores niveles de bienestar emocional que aquellos que no hacen el amor habitualmente", sostuvieron en el estudio que fue anticipado meses atrás en esta columna.
Oferta y demanda: El sexo es, también, un tema que gana protagonismo en la literatura de la "Economía-Pop" (economía de vida cotidiana o de cualquier cosa). En febrero de este año se publicó Dollars and Sex: How Economics Influences Sex and Love ("Dólares y sexo: cómo la economía tiene influencia sobre el sexo y el amor", aún no traducido), de la economista Marina Adshade. En 2011 tuvo un relativo éxito en ventas Spousonomics, de las economistas Paula Szuchman y Jenny Anderson. Ambos libros, entre otras cuestiones, revisan el mercado de "oferta y demanda" de sexo en las sociedades contemporáneas, un tema que fue abordado también por Tyler Cowen y Daniel Hamermesh, entre otros académicos.
Roy Baumeister, un cientista social que proclama ser el fundador de la "economía teórica del sexo", argumenta que, en lo que hace al sexo, las mujeres son la oferta y los hombres, la demanda. Como sucede en cualquier mercado típico, el resultado de equilibrio se ajusta a las preferencias de una oferta que, en estos casos, es inferior a la demanda. "Cuando las mujeres son minoría, el mercado sexual se adapta a sus preferencias: relaciones con compromisos firmes, fidelidad y matrimonios a una edad temprana. En contraste, cuando las mujeres son mayoría, como sucede hoy en muchos campus universitarios o comunidades étnicas, el resultado se mueve hacia las preferencias promedio de los hombres: sexo sin compromiso, matrimonios tardíos, etcétera", sostiene Baumeister, quien también escribe en su trabajo "Economía sexual: una teoría basada en un estudio de las interacciones sexuales, o por qué el hombre paga la cena", basado en una muestra de 317.000 casos, que "los hombres hacen cualquier cosa para tener sexo". ("Algo a lo que Clemente se les adelantó décadas", comenta el economista y bloguero Miguel Olivera).
Mundofreak: Así como en pornografía hay categorías extremas o bizarras, lo mismo sucede con la economía del sexo, que atrae investigaciones que bordean el ridículo. Hay desde estudios que hablan sobre la relación entre las conejitas de Playboy y el ciclo económico hasta experimentos que discuten el tamaño de busto necesario para tener éxito haciendo autostop en la ruta. Hugo Mialon, desde la Universidad de Texas, escribió sobre "La economía del éxtasis".
En los Estados Unidos, hay una encuesta anual sobre orgasmos, con 15.000 entrevistados, y Mialon la utilizó como insumo para correr regresiones. El estudio modelizó al sexo como un juego de señales. Entre otras cosas, halló que a mayor nivel de cultura se fingen más orgasmos, y que también éstos se falsean con más frecuencia cuando es mayor el enamoramiento con el otro miembro de la pareja.
Pero el premio a lo más freak se lo lleva, sin dudas, Tatu Westling, economista de la Universidad de Helsinki, Finlandia, que en 2011 publicó "El órgano masculino y el crecimiento económico: ¿importa el tamaño?", un trabajo en el cual asegura que encontró una relación entre ambas variables "en forma de U invertida". Según el trabajo, el tamaño de miembro -en estado de excitación- que maximiza el crecimiento del PBI es de 13,5 centímetros, en una muestra de 121 países. Esto es: los lugares que más crecen son aquellos que tienen una población masculina con miembros de tamaño intermedio, ni muy grande (en el extremo de la muestra, naciones pobres de África) ni muy pequeño.
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SEBASTIÁN CAMPANARIO
“El amor, el sexo y la suba del PBI: lo último sobre la economía de los temas tabú”
(la nación, 11/08/13)