Este cómic es una de las mejores versiones que se han hecho sobre la Guerra de Troya en cualquier medio. Posiblemente sea la mejor hecha en cómic. Esta excelencia es la justa recompensa al inmenso esfuerzo que ha hecho el autor para hacer la serie. Porque la enorme calidad de “La Edad de Bronce” no es fruto del talento o de la suerte, sino del trabajo. Se nota que en todas las páginas del cómic hay mucho esfuerzo. Tanto que este comenzó mucho antes de que el autor se sentase a dibujar, pues en el cómic se aprecia una documentación exhaustiva a todos los niveles (algo atípico ya que los estadounidenses, sobre todo los dibujantes, no se documentan para dibujar otros países u otras épocas) que sólo puede ser el resultado de haberle dedicado muchas horas.
Para Shanower la documentación tenía 2 objetivos. El primero era la recopilación de la ingente cantidad de mitos y leyendas que forman el Ciclo Troyano para hacer una historia completa y coherente sobre el mismo. Por eso, “La Edad de Bronce” no es la adaptación de la “Ilíada”, es mucho más. La “Ilíada” es el penúltimo episodio del asedio de Troya, por tanto, la obra de Homero sólo es una parte del Ciclo de Troya. El resto, el principio y el final, esta recogido en diferentes mitos, leyendas y obras de teatro que se contradicen entre sí de muchas formas pues la mitología griega no está tan sistematizada como las obras divulgativas sobre la materia hacen creer. Por eso, la manera que tiene Shanower de resolver las incroguencias y contradicciones hacen singular y completa a La Edad de Bronce. Singular porque otro autor las habría resuelto de otra manera y completa porque recoge todos los acontecimientos, menos los divinos (por ejemplo la Guerra de Troya es un plan de Zeus para reducir el número de humanos), referentes al Ciclo Troyano, incluso los secundarios, como la historia de Troya o la genealogía de todos los personajes importantes de la obra. El segundo objetivo era encontrar un aspecto visual realista para su versión ya que su objetivo es historiar el mito. Para ello acudió a la Arqueología de la Edad de Bronce (1800-700 a. C.), pues los griegos clásicos databan la Ilíada alrededor del 1200 a.C. (cosa que, como sabéis, corroboró la Arqueología en el XIX, aunque aún no tiene datos concluyentes de que ese conflicto ocurriese de esa forma). Por eso, el aspecto gráfico está basado en los restos arqueológicos que nos han llegado de la Edad de Bronce. Así, por ejemplo, el rostro de Agamenón es el de la llamada máscara de Agamenón (llamada así aunque es imposible, por fechas, que perteneciese a ese personaje que, por otra parte, pudo no haber existido), las joyas que lleva Clitemnestra son las del Tesoro de Helena encontradas supuestamente en Troya, la ciudadela de Micenas y la de Troya estan recreadas a partir de sus ruinas, algunos de los frescos decorativos de los palacios son reales y muchos más dibujos del cómic están copiados de restos arqueológicos. Lo cual le da un aspecto moderno y singular pues nosotros conocemos mejor la Edad de Bronce griega que los griegos clásicos. Shanower no dibuja cómo los griegos clásicos imaginaron esta historia sino cómo la Arqueología nos sugiere que fue el tiempo en que Troya y los micénicos coexistieron.
Shanower es un profesional, es decir, no tiene un talento que le haga sobresalir pero sabe como hay que hacer las cosas, es muy inteligente, es capaz de hacer razonablemente bien cualquier cosa, trabaja y se esfuerza mucho y le gusta lo que hace. Por eso, el resultado de este cómic es superior al nivel que tiene su autor. El guión es bueno. Sencillo y funcional pero los personajes tienen profundidad y todo está muy bien explicado. Lo cual es de un mérito increíble porque maneja mucha cantidad de información y de personajes y en esas situaciones siempre es difícil explicar la historia bien y de forma coherente. Así, hay que reconocer que Shanower ha sabido convertir el complejísimo Ciclo Troyano, que tiene cientos de personajes, un montón de hechos secundarios y está íntimamente ligado a una época y una cultura misteriosas, en una historia sencilla de seguir, fluida e interesante. Cosa que hay que valorar porque el hacer una versión coherente, comprensible e interesante para el lector actual, muy alejado de los valores guerreros de una sociedad aristocrática antiquísima, es una hazaña que no está al alcance de todos.
Para mi donde mejor funciona Shanower es en la parte gráfica. Su estilo es realista y sus referentes son europeos. El dibujo es gris, en el sentido de que ni chicha ni limoná, ni es feo o malo, ni atractivo o bueno. Shanower tiene un dominio suficiente de todas las facetas del dibujo (anatomía, composición, perspectiva, gestualidad, etc.), lo que que resulta en un estilo sólido y funcional. Entintando me parece mejor que dibujando. Domina bastantes técnicas, maneja bastante bien la luz y tiene mucha paciencia y ganas de trabajar. El resultado son unas páginas demasiado pesadas y abigarradas por su alto nivel de detalle que, sin embargo, se complementan muy bien con el resto del trabajo de Shanower ya que consiguen dar verosimilitud y veracidad al cómic, que es justo lo que, como he dicho, este autor buscaba. Aún mejor me parece su narrativa. Es clásica y bastante cinematográfica, lo cual le viene muy bien al cómic pues le da ligereza, fluidez y ritmo a unas páginas que, como ya he dicho, están saturadas y tienen un aspecto poco atractivo y llamativo. Así, Shanower consigue dar emoción e interés a lo que esta contando de modo que anula tanto la aridez y como la pesadez de su estilo gráfico. En esta faceta para mi está muy notable, tanto, que podría dar lecciones a muchos. Por ejemplo, la escena en que Helena nos cuenta porque se va con Paris y el sacrificio de Clitemnestra son excelentes, incluso diría que espectaculares, por lo bien que con la narrativa consigue dar emoción y tensión. Junto a este estilo de realismo gris Shanower utiliza otro para contar historias del pasado. Es caricaturesco y sintético, de nuevo con ecos europeos, sencillo, ligero y limpio, casi infantil, pero elegante, muy atractivo y expresivo gracias, en parte, a que lo entinta con manchas en vez de con rayas. Este dibujo es más interesante y más atractivo que el “oficial”, aunque la historia de Troya tal y como la quiere contar, no resultaría tan redonda con un estilo que, por su desenfado, se contradice con el tono y el objetivo de la obra. En fin, sea como sea, el contraste entre el estilo del pasado y del presente funciona muy bien, así que favorece a la obra.
Así pues “La Edad de Bronce” es un gran cómic, muy interesante y, a la vez, original y familiar. En él, Shanower consigue superar sus limitaciones para hacer un cómic hasta ahora excelente gracias a un exhaustivo y serio proceso de documentación.. Aunque en mi opinión desvirtúa la historia al apostar por el historicismo y la verosimilitud, pues en esta los dioses olímpicos están tan implicados e integrados que resulta muy difícil contar la historia de forma que se entienda y quede bien (sólo hay que ver la película de “Troya” para ver como cojea esta historia sin su parte divina). Pero, a pesar de que Shanower haya decidido eliminar lo que hoy en día nos parece increíble de esa historia (los dioses, que la causa bélica fuese el rapto de Helena, etc.), cosa que considero tonta porque sólo hay que leer Historia para darse cuenta de que lo de Troya no es tan marciano, muchas guerras se han hecho por motivos tan aparentemente frívolos como aquella, aún no se ha probado que los micénicos tuviesen intereses en el Mar Negro, con lo que la tan utilizada hoy teoría de la guerra comercial no tiene base, y sigue habiendo políticos que se creen que hablan con los dioses como por ejemplo, Bush jr. (aunque aquí entraría la cuestión de que, para muchos, los olímpicos no existen y el dios cristiano sí), como digo, el resultado es sobresaliente y muy interesante, por lo que es una de las mejores versiones modernas de este ciclo épico.