En realidad, en la propia solapa del libro ya se comenta que se han adquirido los derechos para hacerla, y buscando por la red incluso he visto noticia de que tendría directora pero siendo eso lo único que hay, todo apunta a proyecto abandonado en el limbo. Una pena.Argumento: Me llamo Julia y vivo en una zona residencial cerca de Hollywood. Yo tenía 11 años cuando anunciaron por televisión que la Tierra había empezado a girar cada vez más lentamente.
Desde entonces, notamos que los días y las noches se iban alargando poco a poco. Mamá dijo que era una catástrofe y el primer cambio que lo confirmó fue la paulatina muerte de las aves.
Conforme el orden natural se fue alterando, cambiaron también las trayectorias de los afectos. Todo indicaba que la vida sobre la Tierra se iba a volver muy difícil...Las historias apocalípticas siempre hacen pensar "¿Qué pasaría si...?" o "¿Qué harías tú, cómo reaccionarías si...?". Normalmente, en la mayoría de películas que ahora mismo recuerdo, todo son catástrofes que se desarrollan rápidamente. Apenas hay tiempo para reaccionar y se dan medidas desesperadas. Aquí es todo lo contrario. El tiempo se empieza a dilatar, es un declive lento el de la Tierra con síntomas que van surgiendo poco a poco y medidas que los humanos procuran poner para paliar las consecuencias de los cambios.No sé cuánto se habrá documentado la autora y qué licencias se habrá tomado. La hipótesis que plantea es quizás más aterradora que en esas otras historias donde las cosas pasan relativamente rápido. Aquí nos muestra una lenta agonía contra la que nada pueden hacer los humanos. La única opción es la adaptación, la lucha por el día a día, por intentar seguir adelante asimilando los cambios que se van dando.
"Qué raro empezó a parecernos el reloj de veinticuatro horas, qué perfección tan imposible, con sus dos mitades idénticas de doce horas, tan definidas como las de una cáscara de nuez. Nos maravillaba pensar que hubiésemos podido creer en algo tan simple."La perspectiva elegida por la autora para narrar la historia es desde una chica de 11 años, a punto de entrar en la adolescencia. Aparte de lo que sucede en el mundo veremos los hechos que van cambiando en su propio universo: amistades, familia y primer amor; y cómo esto se ve afectado por la ralentización. No obstante, se lleva un punto negativo al hablar de ella como si YA fuese una adolescente. Si hubiese dicho que tenía 13 o 14 años me lo habría creído pero 11... Hay reflexiones y hechos que no concuerdan con su edad.
Quizás uno de los puntos más interesantes de la historia es cómo se generan dos formas de encarar la nueva situación: los que siguen el reloj de 24 horas de siempre, la "Hora oficial", lo que supone que haya noches iluminadas por el sol o mañanas a oscuras; y los que prefieren seguir el ritmo natural de vivir de día y dormir de noche aunque se vayan prologando, la "Hora real". Los segundos son minoría, se les empieza a discriminar y hasta acosar para que se marchen.La mayor pega que le pongo es su falta absoluta de explicaciones. Sí, se cuenta por qué pasan algunas cosas pero no la raíz de todo, la ralentización del giro de la Tierra en su eje. Acepto que en la realidad no siempre se tienen todas las respuestas, ahí están muchas enfermedades que se llevan años estudiando y todavía no se pueden curar.
Sin embargo, al ser literatura, da la impresión de que a la autora no se le ocurrió una respuesta plausible y prefirió no darla. Puestos a elegir tal vez es mejor dejar la incógnita y el velo del inquietante misterio a una respuesta que nos llevase a soltar un exabrupto. El ritmo es lento. Acompaña perfectamente a la sensación de tiempo que se alarga indefinidamente y, personalmente, no me ha molestado. Es más, no me he podido despegar de las páginas del libro. Aunque creo que más de unx lo puede encontrar pesado, así que id con esta advertencia si os animáis con la novela. Por otro lado, la prosa de la autora me ha encantado, con más de una cita preciosa para enmarcar y un estilo que roza lo poético.La edad de los milagros es una novela preciosa, con algunas escenas duras y tristes, un tono pesimista y una humanidad que quiere seguir adelante día a día, por más horas que éste tenga, con esperanza. He sentido muchas cosas con esta novela y no sé explicarlas todas, es una mezcla de congoja, pena, inquietud y tensión junto a momentos de felicidad, pero todo muy sutil, con una extraña sensación de calma. Y aunque os parezca una tontería, creo que cada vez que piense que quiero que se alarguen los días para hacer lo que quiero/debo, me acordaré de esta historia y me alegraré de que los días tengan siempre sus 24 horas de rigor.