Artículo publicado en el nº 3 de la revista "Anoche tuve un sueño"http://www.anochetuveunsueno.com/blog/Autor: Carlos Gonzálezwww.ladanzadelavida12.blogspot.com
El punto de partida La crisis de nuestro sistema educativo parecer ser algo consustancial a nuestro modelo de sociedad, hasta tal punto que las sucesivas reformas han sido recibidas por la mayoría de los docentes sin ningún entusiasmo. Hay un dicho- de puro humor negro- muy común entre los profesores de secundaria: “A mí no me preocupa la Nueva Ley de Educación, a fin de cuentas yo siempre hago lo mismo en clase”. Esta frase derrotista revela el desánimo reinante. A la hora de buscar las causas de esta situación nos podemos perder en un enmarañado ramaje o procurar buscar el tronco, o mejor aún llegar a la raíz del problema. Todo modelo educativo se basa en la visión que tengamos del ser humano; ésta queda velada por normas, leyes y deseos de mejorar la situación actual. Así, podemos estar reunidos durante meses, como ha pasado en la preparación de la Nueva Ley de Educación, y no llegar a ningún acuerdo: nos hemos perdido en los detalles. La primera pregunta que tiene que hacerse un educador es cómo desea ver a sus alumnos, porque los resultados de su trabajo emanarán de su forma de mirarlos; lo mismo podemos aplicar a cualquier reformador del sistema actual. Cuando contemplamos un telediario y oímos reiteradamente que la solución a la crisis económica es incrementar la productividad y la competitividad, podemos preguntarnos qué idea de ser humano hay detrás de todo esto y, sobre todo, cómo ha sido sustentada. La competitividad implica que siempre haya un ganador y un perdedor, por lo tanto garantiza una situación en la que es imposible el bienestar de la totalidad de la sociedad. Nuestra educación prepara a los alumnos para aceptar esta realidad, y pone las bases para ver como normal la lucha para conquistar un buen puesto de trabajo. Esta idea impregna todo el sistema educativo, especialmente la enseñanza media. Todo esto, que suele pasar desapercibido, es el germen que termina atacando y mermando la autoestima de nuestros alumnos y también la de sus profesores. Para que una persona pueda descubrir los potenciales que lleva dentro, base de una auténtica educación, es necesario que sienta su propio poder, que confíe plenamente en ella. Nuestros colegios, sin ser consciente de ello, no están en general apoyando este proceso, entre otras razones porque los maestros somos fruto de una educación, que ha potenciado más una determinada idea de éxito que el desarrollo humano y personal de los alumnos. ¿Cómo es posible que aceptemos como normal que se hable tanto del nivel tecnológico de una sociedad, y tan poco del despliegue de los potenciales y dones de sus ciudadanos…? En una visión reduccionista de la problemática educativa se dice que nuestros adolescentes son unos mal educados, que han perdido el respeto por sus padres y por sus maestros, que sólo piensan en ellos. Como profesor de secundaria durante 24 años he estado tentado por esta explicación muchas veces, me hacía sentir más cómodo dentro de la incomodidad y sobre todo me ayudaba a refugiarme en mi propio victimismo. Pero algo dentro de mí me decía que había algo más, que estábamos pasando cosas importantes por alto. Esta sensación aumentaba cuando podía dialogar a solas con mis alumnos, sin la presión del grupo y de cumplir con una clase, es decir cuando me permitía mirar al adolescente de corazón a corazón, sin prejuicios, sin poner las expectativas por delante.
Visión holística del mundo y del ser humano Nuestro sistema científico ha estado basado en el mecanicismo, sustentado en una idea materialista de la naturaleza. Cuando la Física puso su mirada más allá del átomo, inaugurando así la Mecánica Cuántica, el concepto de materia se desvaneció: los objetos que sentimos como sólidos son fundamentalmente espacio vacío. Los físicos teóricos fueron avanzando sobre este descubrimiento, mientras que el resto de los científicos se ocupaban de sus pequeñas parcelas, ignorando la revolución científica que suponía ver al universo más allá de la visión materialista. Poco a poco, la idea de un universo en la que todo está interrelacionado y en el que una parte está siempre comunicada con la totalidad fue ganando fuerza; la visión holística empieza a estar presente en las teorías más avanzadas de la Física. Paralelamente las medicinas alternativas comienzan a ver al ser humano más allá de su cuerpo físico, empezando a hablarse de cuerpo de energía, emociones, mente y espíritu. El prefijo “holo” viene del griego y significa completo, entero; la visión holística pretende superar las enormes divisiones que hemos hecho en nuestro conocimiento, es pues un camino integrador, que no pretende dejar a nada y a nadie fuera.
La educación holística, un proceso en el que todos podemos colaborar Somos mucho más que la idea que hemos recibido de nosotros mismos; es como si nos viésemos como gusanos cuando en realidad tenemos el potencial de ser mariposas. La nueva educación tiene que descubrirnos las alas de nuestros dones, de nuestros sueños; nos es suficiente educar para sobrevivir, para adaptarse lo mejor posible a la sociedad existente. Los niños de hoy deben poder crear un mundo mejor, y para ello es imprescindible que aprendan a confiar en ellos y en su poder creador. Esto no es posible con una mirada de unos pocos grados de amplitud, es necesario ampliarla, caminar hacia los 3600 , tener una visión de conjunto e integradora; éste es el objetivo de una educación holística. ¿Cómo podemos ir sumando grados a nuestra banda de observación? . Primero hay que quitar los obstáculos, las creencias limitantes que poseemos sobre nosotros mismos. Hay que iniciar un proceso de crecimiento personal y retomar a aquellas sabias palabras que nos mencionaron en clase de filosofía, pero que nos no enseñaron a poner en práctica: “Conócete a ti mismo”. En estos momentos hay infinidad de libros, información en la red y seminarios que nos pueden ayudar a dar los primeros pasos. En definitiva, debemos rehacer nuestra educación para poder atender a nuestros hijos y alumnos con una mayor amplitud de miras; es todo un reto que nos puede alejar de la corriente derrotista que inunda nuestros medios de comunicación. La educación holística nos convierta a todos en alumnos y maestros de la vida, cada uno de nosotros puede aportar unas milésimas de grado en el camino hacia una visión total.
Pasos andados Podemos actualmente encontrar en España unas pocas escuelas que han iniciado el camino. Las más veteranas son las que siguen las pedagogías Montessori y Waldorf, ¡que llevan más de 90 años aplicándose!. También contamos con las llamadas de “educación libre”, que se basan en el trabajo del matrimonio formado por Rebeca y Mauricio Wild, fundadores en Ecuador de una escuela basada en el respeto al proceso natural de aprendizaje de los niños. Un movimiento que despunta con mucha fuerza es el de la Pedagogía Sistémica, que engloba a la familia y a los roles que en ella desempeña el alumno, en el quehacer docente. El pasado julio se celebraron en la Universidad Autónoma de Barcelona las Segundas Jornadas de Pedagogía Sistémica, en las que intervino Federico Mayor Zaragoza, exdirector general de la UNESCO. Rafael Bisquerra, catedrático de la Universidad de Barcelona, imparte un postrado de Educación Emocional que ha formado a numerosos maestros. Este año ha dirigido ya sus “Sextas Jornadas de Educación Emocinal” Pedagogía 3000 es un movimiento de educación holística fundado por la antropóloga Noemí Paymal, que aglutina muchas corrientes y que tiene una gran fuerza en Sudamérica. Frecuentemente su fundadora imparte seminarios en varias ciudades de España. Su libro “Pedagooogía 3000” es una auténtica enciclopedia de la nueva educación, que se puede descargar gratuitamente en su página: http://www.pedagooogia3000.info/ En abril se celebró en Barcelona el “Congreso Niños del Tercer Milenio”, que reunió a más de 800 personas, su página: http://ninostercermilenio.blogspot.com/