Revista Coaching

La efectividad en el «teletrabajo» escolar

Por Jofoba @jordifortunybad

Hace unos días leí una publicación donde un GTD® Certified Trainer del Reino Unido explicaba la reacción de su hijo ante —si me lo permites— el «teletrabajo» escolar. Me llamó la atención porque justamente yo estaba viviendo lo mismo en casa.

Tengo una hija de 13 años que puedo decir que lo lleva bien. Cabe decir que en el instituto ya están más acostumbrados a la autonomía y a moverse en un entorno digitalizado. Pero a mi hijo de 9 años se le ha venido el mundo encima.

Es cierto que ya estaba haciendo sus pinitos con Gmail, Hangouts o Classroom. Pero, de repente, lo que usaba de manera mínima y casi lúdica se ha convertido en el eje de su actividad. Además ha necesitado integrar y «pelearse» con otras muchas herramientas: charla con la tutora por Skype, hacer y editar vídeos, escanear los deberes, etc.

He pasado del —ilusionado—«¡mira papá, me ha llegado un correo electrónico!» a observarle moviéndose por la bandeja de entrada como un pollo sin cabeza. O estresado por un ¿qué reunión me toca ahora? 

Todo esto —inevitablemente— me ha recordado al mundo adulto. Sin ir más lejos, estoy seguro de que te sonará lo de estar frente a tu desbordada bandeja de entrada. Picoteando correos a la búsqueda del más fácil y evitando esos que no sabes ni por dónde empezar.

Con el «teletrabajo escolar», mi hijo ha pasado de un entorno donde normalmente lo que tenía que hacer se lo explicaban con detalle, cara a cara y casi siempre comentado con el resto de la clase, a recibir tareas que, aunque vayan acompañadas de detalles concretos, las tiene que «aterrizar» él solito y, además, gestionarse de manera autónoma.

El reto que se nos ha planteado en casa ha sido doble. El primero, aprender a utilizar las nuevas herramientas. Aunque este ha sido el fácil. Se nota que es nativo digital, porque él sí que ha «aplanado la curva»… de aprendizaje. 

El segundo, cómo lograr que tuviera una mínima sensación de tenerlo todo controlado. Y que así dejara de quejarse, estar de mal humor y totalmente desmotivado.

Y lo hemos conseguido a base de «hacerlo accionable». Su enfoque previo de «los deberes de mates» o «los deberes de inglés» provocaba que se le antojaran inabarcables e interminables. 

En cambio, los hemos desmenuzado en porciones de «empezar y terminar». Esto lo ha percibido como mucho más asequible. Y mira que, de entrada, el listado resultante termina siendo incluso más largo…

Hemos cambiado el ver los «deberes de mates» como un todo, a verlos como una serie de acciones tachables. Enfrentarse al todo «los deberes» se le «hacía bola» —Marta Bolívar dixit—. 

De esta manera, avanzándolos a trocitos, puede combinar materias —un ratito a las matemáticas, otro al inglés, otro a leer un texto, etc.—. Le resulta más variado, menos aburrido y obtiene mucha más sensación de avance. 

Ha pasado del «no he hecho nada» al «he avanzado un montón».

Al final, esta situación le ha servido de degustación de lo que le vendrá. Y así, sin darnos cuenta, hemos establecido los primeros pasos para obtener sensación de control con el «teletrabajo» escolar y también para su futuro. Nunca es pronto para adquirir buenos hábitos.

Photo by Jerry Wang on Unsplash

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