Revista Sociedad

La elección de colores en una vivienda afecta a las emociones y al comportamiento, según Sto

Publicado el 16 abril 2018 por Comunicae @comunicae

El verano es la estación del año que más se suele aprovechar para acometer reformas o rehabilitaciones en el hogar. Hay más horas de luz, menos humedad y, sobre todo, tiempo libre para coordinarse. Se trata de la época perfecta para poner a punto la vivienda de cara al invierno.

A este respecto, a parte de la mejora de las condiciones del inmueble, este tipo de acciones también buscan el gusto personal y la individualidad, aspectos que ya no solo se expresan a través una arquitectura atractiva, sino también gracias a un diseño cromático adecuado, otorgando a las estancias o al exterior de la vivienda una inmediata vitalidad emocional. Así, el color que se elija y el tipo de pintura a utilizar serán una de las principales decisiones a considerar durante estos dos meses previos, antes del comienzo de la obra.

Los expertos de Sto, multinacional alemana especializada en fabricación de elementos y soluciones constructivas, explican las claves a tener en cuenta a la hora de elegir la pintura y colores adecuados:

  • ¿Cómo ha de hacer sentir al inquilino? El primer criterio es atender a las emociones que van a evocar los colores:
    • Blanco. Transmite frescura y tranquilidad y está demostrado que aumenta la capacidad de concentración. Además, a nivel de diseño, aporta luminosidad y amplitud.
    • Negro. Es sinónimo de misterio, fuerza y seriedad. Pese a que favorece la introversión, aporta mayor elegancia. No obstante, roba mucha luz, por lo que debe aplicarse en pequeñas dosis.
    • Amarillo. Genera positividad y un ambiente agradable. Gracias a su energía y vitalidad, ayuda a combatir la depresión y desarrolla el intelecto.
    • Tonos rojizos. Debido a su capacidad de transmitir sentimientos de pasión y mayor agresividad, pueden llegar a resultar demasiado estresantes. No obstante, si se utilizan con moderación o para contrastar colores claros, pueden dar un toque diferencial a determinadas partes o elementos de la vivienda: la zona de la televisión en el salón, marcos y ventanas de las puertas…
    • Crema. Es el color más utilizado. Tiene un carácter neutral y suave y, lo más importante, combina con cualquier color y provoca sensación de pulcritud.
    • Gama de verdes. Simbolizan naturaleza y frescura en sus tonalidades más vivas (verde lima), o tranquilidad y estabilidad en tonos más suaves.
    • Azules. Aportan serenidad, introspección y relajan los sentidos si se utilizan en expresiones claras. Sin embargo, pueden resultar fríos y poco acogedores. En sus tonalidades más fuertes, el azul suprime el apetito y estimula el pensamiento. En pastel o celeste, ayuda a conciliar el sueño.
    • Morados. Es la gama de colores más artística. Presenta cualidades opuestas. Está ligada, por un lado, a la meditación, sobre todo en su gama más suave, por su efecto sedante. Y, por otro, cuenta con un extremo más oscuro y potente que se relaciona con la pasión y la fantasía. No conviene abusar porque tiende a causar un efecto depresivo.
    • Rosas. Cada vez más generalizado, su uso en estancias interiores es una de las opciones más acertadas para transmitir un ambiente acogedor y reconfortante, sobre todo, en tonos palo, ya que influyen en los sentimientos invitándolos a ser amables, suaves y profundos.

Si se trata de un chalet o adosado, el color elegido para la fachada mostrara la personalidad de sus habitantes y lo que quieren trasmitir, además de marcar la primera impresión de las personas que visiten la vivienda.

  • ¿Cómo afectará la luz y la orientación? El color puede cambiar enormemente según el nivel de sol que recibe cada estancia o parte de la vivienda, o la intensidad de luz artificial utilizada. De este modo, lo recomendable es testar cómo se percibe una determinada tonalidad en diferentes condiciones de iluminación: natural o artificial, mañana y tarde, soleado o nublado, etc.
  • Estilo arquitectónico, clave. En caso de que el estilo arquitectónico sea muy marcado, la adaptación de los colores al entorno será clave. Por ejemplo, en una vivienda con techos altos, molduras destacadas, cornisas y rosetones es conveniente no ensañarse con los colores fuertes, siendo mejor optar por otras gamas que destaquen menos. También habrá que tener en cuenta las formas: las habitaciones con irregularidades en este sentido necesitan colores neutros con una misma tonalidad.
  • Valor añadido: mayor protección frente a la contaminación y desperfectos. Una correcta elección de colores no debe atender únicamente a requisitos estéticos. Ahora mismo, también se premia la calidad y la 'utilidad' de las pinturas que se utilicen. De este modo, ya existen algunas que, más allá de su finalidad estética, son capaces de proporcionar una protección fiable contra humedades, suciedad o sustancias nocivas, tanto en el interior como en la fachada. Así, se puede evitar desde la formación de grietas, hasta la suciedad, la proliferación de microorganismos por la humedad y otro tipo de contaminación, proporcionando un ambiente óptimo y mejora de la higiene.

Si se trata de una vivienda unifamiliar aislada térmicamente habrá que tener en cuenta el uso de colores con un valor de referencia de la luminosidad superior al 20% para evitar la acumulación de altas temperaturas por efecto del sol directo, de este modo se prolonga y garantiza mayor durabilidad del sistema (evitando grietas y la pérdida de color, entre otros).


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