
Los ciudadanos ya no sea fían de los políticos parlanchines con exhibición de carisma porque han demostrado hasta la saciedad que suelen ser mentirosos, ególatras, crueles, injustos y muchas veces tambien corruptos y saqueadores. Mas que servir al pueblo y adoptar decisiones en defensa del bien común, siempre tienden a rodearse de aduladores, a fortalecer su poder con la ayuda de partidos políticos malsanos y plagados de forajidos y a legislar y gobernar en provecho de él mismo y de los suyos, sumiendo a los ciudadanos en el abandono y la humillación.
España es uno de los países del mundo mas azotados por una clase dirigente arrogante, mentirosa, injusta y cruel. Después de soportar el mandato del trilero Felipe González, del arrogante y fatuo José María Aznar, del taimado y mentiroso Zapatero y del falso e insensible Rajoy, los españoles, cansados de ser robados y de padecer injusticias y abusos, ya no creen en los políticos tradicionales y esperan con los brazos abiertos la llegada de alguien distinto, de una persona fiable, aunque sea un dictador.
En Italia ocurre lo mismo. Cansados de los Andreotti, Bettino Craxi, Berlusconi y de partidos políticos que, tarde o temprano, se convierten en asociaciones de maleantes, los ciudadanos mas conscientes y demócratas frustrados o asqueados, se han refugiado en la abstención o en la opción "antipolítica" contestataria encabezada por Beppe Grillo y su iconoclasta "Movimiento 5 Estrellas", desde el que se califica abiertamente como "criminales" a los políticos de siempre.
El robo de los ahorros de los ciudadanos en Chipre, ordenado por Bruselas e impuesto por una Alemania que vuelve a ser hitleriana en lo económico, así como la estafa a los españoles perpetrada con las participaciones preferentes, y los abusos y canalladas cometidas por el sistema bancario contra los desamparados ciudadanos con unos desahucios protegidos desde el poder político, demuestran hasta que punto son miserables y canallas las clases dirigentes europeas, dueñas de los destinos del antaño continente civilizado y de vanguardia, hoy convertido en un enorme basurero político y moral del que conviene huir.
El nuevo papa Francisco, que, en teoría, es nada menos que el representante de Dios en la Tierra, renuncia a los palacios, al dinero, a la ostentación, viaja en bus o en metro y cuida a los ancianos enfermos en las noches. Es, sobre todo, un hombre con valores y cargado de normalidad, sin las ostentaciones y aspavientos del poder, consciente de que su valor se medirá por la capacidad de servicio y por sus virtudes, no por su poder y dominio. Comparado con el perfil del nuevo papa, el de tipejos como la Merkel, Hollande, Rajoy, Rubalcaba y Berlusconi son pura basura ostentosa y vacía, peligrosa para el ciudadano, al que aplastan con frecuencia y sin remordimiento, para la cultura y el futuro de la humanidad.
La humanidad y la civilización se juegan mucho con la opción de Francisco al frente de la Iglesia, Si triunfa, su éxito representará el fin de los políticos depredadores y canallas que hoy dominan buena parte del mundo, incluyendo a países que, sin merecerlo, se autoproclaman "demócratas". Nadie se fía ya de charlatanes que, a pesar de su brillantez como oradores, terminan engañando y robando como cuatreros y envileciendo todo lo que tocan con sus manos corruptas y cargadas de arrogancia y privilegios. El fin de esa raza de malos dirigentes, incapaces de ser justos y ejemplares, es cuestión de vida o muerte para el género humano.