
Un voltaje de menos de 1,5 voltios fue suficiente para generar la corriente requerida para inhibir la formación de colonias bacterianas resistentes, o biopelículas, en las superficies de las instalaciones de depuración o almacenamiento de agua.
Para sus experimentos, los investigadores utilizaron tubos que contenían una solución de la bacteria Escherichia coli y un par de electrodos de aluminio. Aplicaron una variedad de técnicas para comparar el estado de las bacterias en los tubos donde el voltaje a través de los electrodos estaba encendido y en los tubos donde estaba apagado. Expusieron la bacteria a un tinte rojo fluorescente llamado yoduro de propidio que tiñe el ADN, haciéndolo visible bajo un microscopio. Esto reveló que más yoduro de propidio penetraba en las membranas de las bacterias y se unía a su ADN después de aplicar la corriente.
El tratamiento de bacterias con una corriente eléctrica a menos de 100 microamperios durante 30 minutos causó un daño significativo en la membrana y condujo a fugas bidireccionales de iones, moléculas pequeñas y proteínas. Vale la pena resaltar que la energía eléctrica que provoca daños graves en las membranas de las bacterias es muy baja, lo que se espera facilite el uso de corriente eléctrica de microamperios y baja tensión eléctrica para aplicaciones antimicrobianas. La investigación aparece en la revista Applied and Environmental Microbiology.