Hoy Joaquín Torres recomienda la cala o lirio de agua. De nombre científico Zantedeschia aethiopica, conocida comúnmente como alcatraz, cala, cala de Etiopía, aro de Etiopía, lirio de agua, cartucho o flor del jarro, la cala es una planta herbácea vivaz, de origen sudafricano, que se cultiva como ornamental por sus vistosas espatas de color blanco. La cala es una planta robusta que llega a medir más de 1 metro de alto cuyas hojas son grandes, lustrosas, de color verde oscuro, terminan en punta y son sostenidas por un tallo carnoso. Las flores tienen forma de tulipas acampanadas blancas. En su centro se encuentra una espiga erecta de color amarillo, con un suave y agradable perfume.
Las calas simbolizan la pureza, por eso suelen estar presentes en los ramos de novia, ya sea en ramos pequeños, o bien una única flor. Estas hermosas flores predominan en los jardines acuáticos por su capacidad de sobrevivir en suelos próximos a estanques y lagunas. Pero, aunque muchos crean lo contrario, las calas no son plantas acuáticas, aunque resistan bien los excesos de humedad. Lo que sucede es que estas plantas son muy versátiles: sus únicas exigencias son temperaturas suaves y un mínimo de cuidados básicos.
Florece al comenzar la primavera y durante todo el verano de forma continua. En zonas con inviernos de bajas temperaturas su crecimiento se frena, la helada hace perder la parte superior de la planta, pero después de los fríos intensos se regenera desde los tubérculos gruesos. La planta produce a veces unas bayas contenidas en el cáliz de color amarillo suave. La cala crece a partir de rizomas de forma natural y es ideal para rincones del jardín de semi sombra y húmedos, o bien en zonas de agua poco profunda, como junto a una zanja. Se la cultiva también en maceta como planta de interior.