Si el Nuevo Orden Mundial, el Mundo Feliz, debe erigirse sobre las ruinas de los Estados-Nación, significa que la élite actualmente no cree en los Estados-Nación. La élite es mundialista, pretende construir un sistema de gobernanza global lejos de los anticuados nacionalismos y patriotismos. Israel es precisamente un Estado-Nación. Las fuerzas que han promovido su creación y promueven su expansión se conocen como sionismo (que no tiene religión: acusar a los judíos de los males del mundo es un despropósito, es nazismo). Estas fuerzas provienen principalmente de la élite que como bien sabemos también financió a Hitler y el Holocausto. Así pues, el Holocausto ha servido como pretexto para el surgimiento de Israel. Pero entonces, ¿Por qué si la élite es mundialista ha aplicado tanto esfuerzo durante tantos años (más de un siglo) en la creación de este Estado-Nación? La función de Israel es nada más ni nada menos -sobretodo ahora que los EE.UU han alcanzado supuestamente la independencia energética- que crear conflicto en la región. Debe servir como instigador de las crisis y grandes choques que tienen por objetivo acabar con los Estados-Nación. La élite no es por lo tanto verdaderamente sionista; el único motivo por el que Israel existe es porque es una herramienta muy útil para sus intereses y propósitos. Isaac Asimov -que era judío- describe muy bien este pensamiento cuando defiende:
"Por tanto, no soy sionista porque no creo en las naciones y porque los sionistas lo único que hacen es crear una nación más para dar lugar a más conflictos. Crean su nación para tener derechos, exigencias y seguridad nacional y para sentir que deben protegerla de sus vecinos."
Vea también: "Hacia la Gran Guerra Santa", "Historia del Nuevo Orden Mundial", "Isaac Asimov y el Estado de Israel",