La Embajada Real de Holanda en las afueras de Addis Ababa, Etiopía, es obra de los arquitectos Dick van Gameren y Bjarne Mastenbroek.
La embajada se ubica en cinco hectáreas de bosques de eucalipto, donde los arquitectos utilizaron la topografía existente para integrar la embajada al paisaje, cuya estructura descansa a lo largo del terreno sobre un eje inclinado este-oeste.
El edificio responde a su entorno cultural y ecológico, su textura y los tonos de las paredes y la azotea del edificio imitan el ocre rojo de la tierra de Etiopía y la arquitectura regional como las iglesias de piedra tallada de Lalibela. Se amplia la villa histórica existente en el borde del solar con nuevos edificios que se mezclan con el paisaje, con un camino sinuoso como elemento de conexión.La diferencia de pendiente establece su ubicación uno detrás de otro como terrazas, para que todos los residentes disfruten de una vista sin obstrucciones.
La embajada con la residencia del embajador está situada en el centro del terreno en un volumen largo horizontal. Las paredes exteriores son de hormigón áspero en el mismo color rojo que la tierra, alzándose como una roca tallada en el paisaje.
El paisaje cruza el volumen a través de un camino integrado en el paisaje, que pasa sobre la cubierta de la entrada de visitantes a la residencia. En el techo observamos un estanque poco profundo, que viene a la vista en el momento en el que el camino cruza con el edificio.
La embajada es una estructura simple, con oficinas a ambos lados de un pasillo central, que se eleva con la pendiente del sitio. La residencia tiene dos plantas, donde huecos de luz y patios enlazan las áreas interiores y exteriores del edificio.
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