Los congresos de los partidos son como grandes ollas a presión donde se cuecen a fuego lento las expectativas. Aquí las distancias cobran una medida muy singular porque se miden al milímetro. Gente que normalmente trabaja junta, codo con codo en la cotidianeidad del día a día, todo es comenzar el cónclave y parece como si no se hubiesen visto en la vida. Un congreso se puede medir por los saludos forzados y ocasionales y, también, por los rodeos para evitar saludar al potencial adversario. Son las cosas de la política, donde los substantivos adquieren una dimensión imprecisa y difusa que ha de ser constantemente interpretada.
En el Congreso Extraordinario del PSOE de Andalucía que se celebra este fin de semana en Sevilla el orden de llegada de los protagonistas ha parecido producto de las más estrictas reglas del protocolo. Alfredo Sánchez Moteseirín, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, José Antonio Viera, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, por este riguroso orden, han ido desembarcando en el escenario del evento en el que se elegirá al nuevo secretario general. Guardando las distancias y los posicionamientos, como militantes obedientes, pero también, como se suele decir, juntos pero no revueltos.
-¡Qué pasa, Jacky!- ha sido el saludo del alcalde cuando me ha visto en el hall del Palacio de Congresos mochila al hombro.
-Aquí, de bloguero, ya sabes- le he respondido mientras estrechaba su mano.
La sesión de la mañana ha arrancado con la apertura de Rafael Velasco, secretario de organización del PSOE de Andalucía, quien además de agradecernos la presencia a los bloggers invitados ha calificado el congreso como “de emociones y de profundo sentimiento socialista”, defendiendo que no es el congreso del adiós de Manuel Chavés y augurando que a Javier Arenas el sueño se le trastocará pesadilla. No está mal como aperitivo, nada hay nada mejor que comenzar con positivismo.
A continuación, Alfredo Sánchez Monteseirín tomó la palabra para dar la bienvenida a los asistentes como alcalde de la ciudad. Ha sido el primer momento emotivo del día. Se le notaba emocionado, expulsaba la voz de forma trabajosa y, a veces, parecía como si se le atrancaran las palabras, en la que será su última intervención como regidor de Sevilla ante un plenario de su partido. Las despedidas suelen tender estas trampas al corazón y Monteseirín hace ya días que se despidió.
Rafael Escuredo, que fue Presidente de la Junta de Andalucía, ha sido de los que más pasión ha desatado en el auditorio. Su discurso ha sonado espontáneo y fresco, con un fino toque de humor del sur, pero lastrado de una importante carga ideológica. Ha comenzado augurando la victoria de su partido en las próximas elecciones autonómicas y lo ha dicho con tanta premura porque “las depresiones han de ser tratadas con antelación”, en clara alusión a Javier Arenas. Ha afirmado que es necesaria más política y también más Andalucía, porque hay que contarle a la gente que “un grupo de trileros les ha robado el mundo”. Escuredo es un político de los de antes y se le nota hasta en la cadencia del discurso. Por eso no tiene ningún reparo en atacar a ese localismo interesado y alineado con los intereses particulares de determinados medios como el mayor peligro para esta tierra.
Le ha seguido en el turno de palabra otro presidente de la Junta de Andalucía, José Rodríguez de la Borbolla quien, antes de ceder la palabra a Leire Pajín, se ha atrevido a afirmar que en tres décadas “hemos conseguido que Andalucía pase de ser una sociedad preindustrial a otra post industrial”, una fórmula de inyectar moral que le sube los ánimos a cualquiera.
La secretaria de organización del PSOE recordó en su intervención a las víctimas del 11-M y al gran Miguel Delibes, a quien ayer le salió “La hoja roja” en su particular librito de papelillos de fumar. Además reivindicó el papel crucial de la mujer en la salida de la crisis económica que nos azota, puesto que prescindir de ella sería desaprovechar la mitad del talento de este país. También tuvo palabras para la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, a quien acusó de haber pasado “de vulnerar los derechos ciudadanos y recortar los servicios a llamar a la insumisión fiscal”.
Sin duda, la intervención más esperada entre los asistentes al cónclave era la de Manuel Chaves y no defraudó. Arremetió contra ese apoliticismo que intenta impregnar a la sociedad y que “no responde más que al deseo de algunos de defender sus intereses particulares” y pidió una sociedad más femenina porque “eso es una conquista importante”. Finalmente se emocionó, mientras pedía disculpas a su familia por todo el daño que les hubiera podido causar durante todos estos daños por culpa de su dedicación política. Chaves, especialmente cuando le aflora el sentimiento, sigue padeciendo ese inconveniente de tropezar con las sílabas que inmortalizó su muñeco del Guiñol pero, lejos de perjudicarle le hace más cercano, casi próximo.
Aparte del característico tsunami de halagos y loas entre compañeros que se van y otros que recién llega y la habitual ausencia de autocrítica en los discursos pronunciados, la mañana en el plenario informativamente sólo ha tenido un resultado; todos dan por seguro que Rosa Torres será la presidenta del partido en Andalucía y Rafael Velasco el número dos.
Esperemos que de aquí a su finalización sea más fértil y que no nos asalte el aburrimiento.