En 1968 John Rendall y Anthony Bourke, dos amigos australianos que compartían piso en Londres, vieron un cachorro de león a la venta en los grandes almacenes Harrods. En un impilso, decidieron comprarlo y llevárselo a su casa.
El pequeño león que pisaba unos 15Kg, fue bautizado como Christian.
Le habían asignado un lugar en el sótano, le proporcionaban 4 comidas diarias e hicieron arreglos para que el león tuviese un terreno donde correr libremente.
Compartieron muchísimos momentos, y establecieron un fuerte lazo con Christian. Pero sabían que tarde o temprano el león debría abandonar su cautiverio. Cuando llego a los 85 Kg se pusieron en contacto con George Adamson, experto en leones, para devolver al animal a su hábitat natural.
John y Anthony hicieron un seguimiento de la inserción del leóna la vida salvaje; y después de un tiempo recibieron noticias de que Christian se había adaptado con éxito.
Los australianos realizaron un último viaje a África para despedirse de su amigo. Se les advirtió que seguramente Christian no los reconocería pasado ese tiempo, pero Rendall y Bourke hicieron el intento, y llamaron a Christian.
Lo que sucedió a continuación fue impactante: El león corrió a su encuentro y los 3 se fundieron en un afectuoso abrazo. El hecho fue grabado, lo podéis ver a continuación:
Testimonios: “Hoy pienso que nunca debieron permitirnos comprar un león. No nos dimos cuenta de que estábamos fomentando el tráfico de animales, práctica que ahora desaprobamos totalmente. Pero eran los años sesenta”
“Anthony y yo tuvimos una reacción muy fuerte al ver al cachorro, y nos quedamos embelesados varias horas junto a su jaula”, asegura Rendall. “Nos consternó ver a ese magnífico animal en venta, encerrado en una jaulita, y nos sentimos obligados a actuar. Decidimos que en nuestras manos estaba ofrecerle algo mejor”.