El copywriting es un tipo de escritura persuasiva cuya finalidad principal radica en escribir textos rentables que produzcan un tipo de acción en el lector. Pero, ¿qué papel juega la empatía?
La empatía es la reina en las comunicaciones.Voy a contar una anécdota de cómo puede cambiar un día gracias a la empatía:
Son las ocho de la mañana. Te has levantado con las energías renovadas y con ganas de comerte el mundo. Estás preparando el café y las tostadas cuando de repente suena el teléfono (móvil, fijo, notificación…). Una mala noticia. ¡PAM!Primera torta en la cara sin ni tan siquiera haberle dado un mísero buche al café.
Ya te han dado el desayuno y sales dispuesta a solucionar el incidente. Te montas en el coche y recuerdas que se te han olvidado unos papeles importantísimos para la jornada. Vuelves a casa corriendo, los coges y de repente sopla una fuerte ventisca. ¡PAM! Algunos papeles salen volando y no tienen otro lugar donde caer que en un charco. Piensas: “¡Genial! Lo que me faltaba”.
Respiras y continúas con el mejor ánimo la jornada. Estás llegando a tiempo al lugar “x”, pero no encuentras aparcamiento. Tras dar veinte vueltas, sale un coche y aparcas. Llegas tarde. Todo ha sido una cadena de acontecimientos imprevistos.
El jefe, el compañero de turno, el médico, el abogado o el profesor de tu hijo, no ha ayudado a mejorar la mañana, sino al contrario, la ha terminado por empeorar un poco más si cabe.
Son las doce. Decides entrar en un bar a tomarte algo y a relajarte antes del próximo compromiso. Pero es aquí donde pueden darse dos situaciones posibles:
SITUACIÓN 1
En la puerta no hay nadie. Todas las mesas están sucias y decides sentarte en la única que está medio limpia. Pasan cinco minutos y la camarera no aparece por ningún lado. Anda por ahí liada haciendo cosas y piensas: “Pobre, es que está ocupada”. Pasan diez minutos y se acerca a la mesa:
- · ¿Qué quieres?
- · Hola. Un cortado con la leche fría y sacarina, por favor.
Se va y vuelve a los cinco minutos con un café hirviendo y con azúcar. Entonces le preguntas:
- · ¿Serías tan amable de traerme un par de bolsitas de sacarina y un vaso de agua? Por favor.
Se va refunfuñando y después te tira de mala gana la sacarina en la mesa. En este momento piensas: “Definitivamente, hoy no es mi día”.
SITUACIÓN 2
En la puerta del bar no hay nadie. Todas las mesas están sucias y decides sentarte en la única que está medio limpia. Pasan un par de minutos y la camarera te mira y sonríe. Observas que está ocupada, pero al menos ya sabe que estás ahí. Se acerca a tu mesa con la bandeja, el trapo y te saluda con una gran sonrisa.
- · ¡Hola! Disculpa por la tardanza. ¿Qué deseas tomar?- mientras limpia la mesa.
- · Hola. Tomaré un café cortado con la leche fría y sacarina, por favor.
- · ¡Por supuesto! Ahora mismo te lo traigo.
Vuelve con el café hirviendo con azúcar y le preguntas:
- · ¿Serías tan amable de traerme un par de bolsitas de sacarina y un vaso de agua? Por favor.
- · ¡Ay! Se me ha olvidado. Lo siento de verdad, ahora mismo te lo traigo.
- · No pasa nada, se nota que has tenido mucho trabajo.
- · La verdad es que sí, pero no hay excusas.
Y piensas: “¡Qué muchacha tan agradable!”. Te tomas el café con otra perspectiva y te vas del bar con los ánimos renovados.
La empatía es saber ponerse en el lugar del otro.
Camarera y cliente han tenido un mal día, pero han sido educadas y agradables la una con la otra. Al final, ambas han sabido convertir una situación de estrés y de enfado generalizado en un momento ideal para hacer borrón y cuenta nueva.
Escribir con empatía es posible. Escribir textos empáticos, amorosos y comprensivos que faciliten la identificación con el lector a través de experiencias y saberes compartidos harán que tu historia y tus textos sean inolvidables.
Cuestiones como las siguientes marcarán un antes y un después a la hora de escribir textos empáticos:
- ¿Qué sentimientos quieres transmitir?
- ¿Cuáles son los valores universales que se asocian a tu producto o servicio?
- ¿Cuál es el problema real o el desafío que tienen tus lectores o tus clientes?
- ¿Cuál es la solución que planteas?
- ¿Cuáles son los miedos que subyacen para adquirir dicho producto o servicio?
- ¿Cuál es la necesidad real que satisfaces?
Y, sobre todo, no te olvides del lector. Las preguntas anteriores te ayudarán a escribir tus textos teniendo en cuenta el público al que te diriges.
También hay que elegir el tono de la comunicación adecuado. Hay personas que para ello imaginan al lector ideal, otras escriben pensando en una amiga o en un familiar cercano y otras lo hacen pensando como si ellas mismas fueran el público al que se dirigen. Hay trucos para todos los colores.
Lo mejor es probar y probar, escribir y reescribir, hasta dar con el método que mejor se amolde a ti y a tu forma de expresarte, de comunicarte y de escribir.
Identifica el miedo oculto de tu cliente ideal y plantéale una solución porque beneficio y solución son las máximas de la venta.
Las palabras son grandes transmisoras de emociones y de sentimientos.
Y tú, ¿cómo escribes textos empáticos?
¿Tienes algún truco o consejo que quieras compartir con los lectores del blog? Puedes encontrarme en: PAM palabras a medida
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