Agripina nació el 6 de noviembre del año 15 d.C. en el oppidum Colonia Claudia Ara Agrippininensium (actual Colonia, Alemania). Su madre era Agripina la mayor padre era el afamado Germánico.
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Agripina se casó a los trece años con Lucio Domicio Ahenobarbo, un hombre dado a la bebida y de temperamento iracundo. De esa unión nacería el futuro Nerón. Con la muerte de su esposo subida al trono del hermano de Agripina, Calígula, ella y sus hermanas se entregaron a los vicios y orgías de la corte, sucumbiendo al total espíritu de libertinaje que tanto gustaban al emperador. A los veinticinco años Agripina se volvió a casar con Pasieno, un político romano que moriría poco después, presuntamente envenenado por la propia Agripina.
La emperatriz Agripina, madre de Nerón
En el año 39 d.C. una ambiciosa Agripina quiso llevar a cabo una conspiración contra Calígula con ayuda familiares y senadores, bajo la dirección de Léntulo Getúlico, pero fue descubierta y desterrada.
Así llegamos al año 49 d.C., el emperador Claudio ha condenado a muerte a su esposa Valeria Mesalina por infidelidad, traición e intento de conspiración contra la figura del emperador. Se necesita una nueva emperatriz y los tres libertos principales del emperador Claudio propusieron una mujer diferente para suceder a Mesalina. Uno de ellos, el liberto Marco Antonio Palas propone a la sobrina del emperador, Agripina. Claudio se decanta por ella, vuelve de su exilio y se celebran las nupcias.
Agripina era una mujer inteligente y calculará bien sus movimientos. En primer lugar, a sabiendas de que se había producido un matrimonio tío – sobrina, Agripina pidió a Claudio que proclamara la abolición del matrimonio incestuoso entre tíos y sobrinas, lo cual no iba a ser bien visto por el pueblo romano. Posteriormente, se las ingeniará para que el hijo de Mesalina y Claudio, Británico, quede fuere de la línea sucesoria adoptando Claudio a Domicio Ahenobarbo, que ya dijimos que sería el futuro emperador Nerón.
Agripina adquiere el título de Augusta y se acuñan monedas en su nombre. Consolidada en su posición y con la confianza de los libertos, organiza el matrimonio de Nerón con Octavia, hija de Mesalina y Claudio. Octavia sin embargo ya estaba casada pero despacharon a su marido Silano, a través de promover infamias en contra de su persona. Agripina estaba allanando el camino a la sucesión de su hijo, situándole al mismo nivel que Británico.
Ya solo le faltaba que su hijo fuese emperador y para que eso sucediese Claudio tenía que dejar su trono y resulta que eso fue lo que sucedió. Los historiadores Suetonio (siglo I d.C.) y Tácito (siglo II d.C.) ponen el punto de mira sobre Agripina quien es posible que envenenase unas setas que Claudio ingirió. Todo no esto no hubiese sido posible sin la ayuda de médicos y catadores. Pero Suetonio duda si el envenenamiento fue por obra de Agripina o de otro miembro cercano al emperador y si la muerte de éste se produjo al momento de tomar dicho veneno o después.
Nerón ya es coronado como emperador y ya se imaginarán que rumbo tomarán lo sucesos venideros. Efectivamente Británico es envenenado en el año 55 d.C. y no podemos confirmar a ciencia cierta quien estuvo detrás.
Agripina a partir de ahora que su hijo es emperador ostentará un gran poder y querrá ejercer influencia sobre su hijo. Para empezar prohibió a Nerón que mantuviera relaciones sentimentales con la liberta asiática Acte que le prestaba más atenciones que a Octavia.
Agripina promocionó su carrera buscando aliados en la corte, solicitando reuniones secretas y estrechando vínculos miembros de diversos órdenes, como tribunos militares. A la par mantenía activo un sistema de corrupción necesario en su ascenso. Tal era la ambición de Agripina que incluso algunos autores la tacharon de cometer incesto con Nerón.
Cuando Nerón se enteró de los planes de Agripina le desposeyó de la guardia militar, a fin de que no ejerciese aquellos abusos, le prohibió esas reuniones tan malintencionadas y la separó de la corte, desplazando su domicilio al palacio de Antonia, la madre de Claudio. La influencia que ejercía Agripina se dejaba sentir entre sus rivales. Así por ejemplo se cuentan muchas víctimas, entre ellas Lolia Paulina, anterior pretendiente de Claudio, que fue objeto de una intensa persecución.
Aun así Nerón iba a tener motivos para ir más lejos cuando Julia Silana, eterna enemiga de Agripina, acusó a ésta de querer arrebatarle el trono a Nerón. El emperador llegó al punto de querer asesinarla pero la guardia pretoriana frenó el acto matricida.
Pero Agripina y Nerón volverían a enfrentarse cuando el emperador contraería matrimonio con Popea Sabina. Agripina estaba totalmente en contra y eso llevó a saltar las alarmas. Incluso se cuenta que Agripina intentaba seducir a Nerón para disuadirle de sus pretensiones. Ya no había marcha atrás y Nerón organizaba el matricidio. En el lago de Bayas (Campania), mientras Agripina montaba en su nave, con motivo de un festival en honor a Minerva, Nerón planeaba sus movimientos.
Suetonio narra los acontecimientos que acaecieron a continuación: ‘’Ideó, por último, una nave sumergible, construida de manera que Agripina pereciese ahogada o aplastada en su cámara’’. Pero fue en vano y Agripina pudo salvar la vida saliendo a nado hasta la orilla a pesar de tener el hombro herido tras recibir un fuerte golpe con un remo propiciado por uno de los asesinos de Nerón.
Sin embargo, no estaba segura del todo pues poco después moriría en su casa en el mismo año 59 d.C. Tácito nos describe que primero la golpearon en la cabeza con un palo y luego la cosieron el vientre a cuchilladas. Una muerte trágica de la que Nerón sintió tan pocos escrúpulos que anunció al senado que se había suicidado.
Aludimos antes la ambición de Agripina y cuenta Tácito que cuando nació Nerón los astrólogos vaticinaron que acabaría por asesinarla, a lo que contestó Agripina:
‘’Que me mate en hora buena, con tal de que llegue a emperador’’.
Autor: Alejandro Vides Carrasco para revistadehistoria.es
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Bibliografía:
-Castellanos de Zubiría, Susana (2008). Mujeres perversas de la historia. Bogotá, Colombia: Editorial Norma.
-Dando-Collins, Stephen (2009). La maldición de los césares. Barcelona: Robinbook.
-Fernández Uriel, Pilar y Mañas Romero, Irene (2013). La civilización romana. Madrid: UNED.
-Hidalgo de la Vega, María José (2012). Las emperatrices romanas. Ediciones Universidades Salamanca.
-Manuel Roldán, José (2008). Césares. Madrid: La esfera de los libros.
-Muñoz Páez, Adela (2012). Historia del veneno: De la cicuta al polonio. Barcelona: Debate.
-Spawforth, Antony (2002). Diccionario del mundo clásico. Barcelona: Crítica.
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