“En Francia no tenemos petróleo, pero tenemos ideas”. En 1970 la energía nuclear suponía apenas un 1,5% del mix energético francés. Pero la crisis de los setenta obligó al país a dar un giro, como muestra ese eslogan pegadizo de la Agencia para la Economía y las Energías gala. El petróleo, que representaba un 60% del consumo francés, acababa de cuadruplicar su precio. Cuando comenzó el embargo petrolero en 1973, Estados Unidos disponía de carbón, gas y su propio petróleo; el Reino Unido también tenía el petróleo y gas del mar del Norte, y Alemania sus minas de carbón. Francia se volcó en la nuclear.
Aunque la guerra de Ucrania está teniendo graves efectos sobre el precio de la energía, Francia respira tranquila. La gasista nacional rusa Gazprom ha enviado cartas a este y otros cuatro países europeos para confirmar lo que se temía: les recorta el gas como represalia por su apoyo a los ucranianos. Francia, sin embargo, sigue apostando por la energía nuclear y ya es el segundo mayor productor en el mundo, solo detrás de Estados Unidos. Pero la energía nuclear también representa mucho más para Francia: soberanía, sostenibilidad e impacto social.
La energía nuclear en Francia, de...
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