La causa de esta enfermedad es el parvovirus B19. Se puede ver durante cualquier época del año, pero es quizá más frecuente en primavera.
El contagio se produce por vía aérea, a través de pequeñas gotitas de secreciones que emite el enfermo al toser, hablar... El niño es contagioso los primeros 6-20 días tras la infección (periodo de incubación y primeros síntomas) y deja de serlo cuando aparecen las primeras manifestaciones cutáneas.
No es un virus especialmente contagioso pero sí pueden verse pequeñas epidemias en colegios y guarderías. La edad de mayor incidencia es entre los 2 y los 12 años.
En cuanto a los síntomas, distintos dos periodos:
- Fase prodrómica (7-10 días): fiebre, mal estado general, mialgias y cefaleas.
- Fase exantemática (11 días): enrojecimiento de ambas mejillas de aparición súbita (como si hubieran abofeteado al niño), y a continuación erupción en tronco y extremidades. No suele existir afectación de palmas y plantas. A continuación se produce un aclaramiento central del mismo, dando lugar a un aspecto reticulado o de encaje. Este exantema puede aparecer y desaparecer en las siguientes 1-4 semanas, sobre todo ante la exposición a la luz solar, el calor, o el frote de la piel, factores que habría que evitar.
Generalmente se trata de un proceso banal, y raras veces da lugar a complicaciones. Entre las posibles se encuentra la anemia y artritis-artralgias sobre todo de las rodillas.
No requiere ningún tratamiento específico, por lo que el niño puede llevar vida normal. Simplemente se recomienda evitar los factores antes citados para evitar recidivas.