Revista Opinión

La enfermedad del hombre-pitufo

Publicado el 21 enero 2020 por Carlosgu82

El otro día, en durante una reunión de amigos, vino un matrimonio conocido con su niña de seis años, la cual se estaba comiendo un chicle que le provocaba un azulado claro en los labios, las encías y la lengua. Yo le dije a la niña, en plan jocoso, que qué le ocurría, que si tenía alguna infección contagiosa que nos pudiera trasmitir. Como es lógica la niña contestó que no y otro de los jóvenes que se encontraba con nosotros respondió: Sí, la enfermedad del hombre-pitufo. Evidentemente todos comenzamos a reírnos.

Sin embargo, yo me quedé con la curiosidad de si esa enfermedad existía o no, por cuanto ninguno de los allí presentes teníamos noticia alguna al respecto. Por ello, una vez había llegado a mi casa me puse a buscar por Internet alguna referencia a dicha enfermedad, y cual fue mi sorpresa cuando encontré que sí, que efectivamente esa patología existe. Aunque, no con ese nombre, sino que se denomina Argiria.

La Argiria es una enfermedad muy raro, que ocurre en casos muy excepcionales. La enfermedad se contrae por una exposición constante, durante un largo tiempo a la Plata, ya sea en forma de sales o de metal. Un metal que se encuentra en numerosos lugares del mundo y en varios objetos, incluso los contienen ciertos medicamentos, como los utilizados para  Así, el principal síntoma de dicha enfermedad radica en el cambio de color de la piel. Órgano que comienza a tener un color azul-grisáceo, de ahí la denominación de la enfermedad de los pitufos.

Pues bien, esta patología es irreversible y el paciente, como fue el caso de Paul Karason, muere con la piel azul-grisáceo. Sin embargo esta rara enfermedad en sí misma no es mortal, aunque el paciente puede tener ciertas complicaciones que le pueden llevar a la muerte cómo: hemorragias o el colapso del sistema respiratorio. De hecho el propio Paul Karason murió de un infarto a la edad de 62 años, aunque nos hemos encontrado con casos de personas, cuya enfermedad no les ha evitado pasar de los ochenta años.

Como veis, y ya lo dice el refrán: «La curiosidad mató al gato». Empero, la curiosidad en este tipo de circunstancias siempre es positiva y en muchas ocasiones te hará aprender cosas nuevas que de otra forma, y con total seguridad lo dice, nunca hubieses imaginado que existían. !Nunca te acostarás sin saber una cosa nueva!.


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