Revista Cuba

La enfermiza obsesión de Cuba contra Estados Unidos

Publicado el 03 octubre 2016 por Yusnaby Pérez @yusnaby
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Todos hemos sido testigos de que el gobierno norteamericano, de manera casi unilateral, le abrió los brazos a Cuba y ha estado tomando y sigue tomando medidas que sirven para que Cuba reoriente su economía, su forma de organizarse, para que deje de padecer carencias y pueda generar riqueza. Que pueda convertirse en un país normal.

No hay duda de que lo puede hacer, lo fue antes y lo puede ser de nuevo ahora, solo hacen falta tomar las medidas necesarias, los llamados cambios que el gobierno comenzó a implementar, pero que los ha venido haciendo a paso de tortuga. En muchos casos, da un paso adelante y dos atrás.

Por eso Cuba no acaba de enderezarse, las cosas se hacen a medias o de forma incompleta y cuando fallan, hay que buscar un culpable, y el culpable ideal es el imperialista Tío Sam, a quien le han echado la culpa por años y ahora lo siguen haciendo.

Si los cubanos deciden escapar del país en busca de oportunidades que no tienen, la culpa no es de la falta de oportunidades que proporciona el gobierno cubano sino del Tío Sam y su política migratoria.

Si Estados Unidos otorga becas de capacitación para jóvenes cubanos, como hace con jóvenes de muchos otros países, lo que está haciendo es creando subversión porque son imperialistas.

Si Estados Unidos insiste en que Cuba se conecte a la Internet, no lo hace porque la Internet sea básica para generar productividad a todos los niveles en el siglo XXI, sino porque la Internet es una herramienta de subversión de los imperialistas.

Todos los esfuerzos de Estados Unidos para que Cuba se modernice, son rechazados porque el gobierno cubano sigue viviendo el paradigma de la Guerra Fría. Y si buscan amigos, en vez de acercarse aquellos que les pueden ayudar a ser mejores y a insertarse de nuevo en el mundo globalizado actual, buscan las ovejas negras y se acercan a Irán, a Corea del Norte, a la Venezuela de Maduro y dime con quién andas y te diré quién eres.

Si van cruceros a Cuba, había un problema porque no querían que viajaran cubanos. Si de vuelos comerciales se trata, Cuba no permite que ciudadanos cubanos sean parte de la tripulación de las aerolíneas. Hay una constitución que priva de la nacionalidad cubana a aquellos que adquieran otra nacionalidad, pero a pesar de eso los consideran cubanos de segunda, los discriminan y si quieren ir a Cuba, les obligan a pagar un pasaporte que nunca reciben. Eso es robar, tan fácil que es ganar dinero por las buenas pero eso no lo entiende el gobierno cubano.

Y en una era en la que casi todos los países del mundo aceptan la doble nacionalidad de forma natural,  el gobierno de Cuba, la niega y la exige a la vez, y hace hasta lo imposible para que los cubanos de la diáspora se sientan extranjeros cuando visitan su país. O sea, otra vez se van a un paradigma antiguo, en vez de modernizar las leyes y la actitud.

En México, con todos sus defectos, cuando un mexicano que reside en el extranjero va a su país, lo reciben con un programa llamado “Paisano” y les dicen “Bienvenido Paisano” y tienen incentivos de tipo fiscal. En Cuba, reciben a los cubanos que viven en el exterior como criminales, los extorsionan y lo menos que hacen es darles la bienvenida, y si vienen de Estados Unidos o tienen la ciudadanía norteamericana es todavía peor. Es un paradigma de la guerra fría que el gobierno no quiere romper o no le conviene romper.

Es más fácil encontrar culpables que soluciones y en Cuba lo que importa es encontrar culpables y no soluciones. Esa es la filosofía castrista que por eso no ha sabido aprovechar las oportunidades que le han brindado. Mientras Cuba no cambie esa mentalidad no podrá salir adelante y la tiene que cambiar. Ya basta de echarle las culpas propias a Estados Unidos, porque el pueblo no es tonto y ya se está cansando. Llevan 57 años escuchando lo mismo.

En vez de temerle a Estados Unidos, ya es momento que el gobierno de Cuba abra los ojos y le tema a la ira de su propio pueblo, porque cuando un pueblo airado se rebela, los gobernantes nunca salen bien librados.


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