Las sombras arrastran
sus cuerpos ingrávidos y húmedos
sobre mis párpados cerrados y pesados,
y ya la noche sin luna
despliega sus sigilosas alas
sobre las últimas brumas manchadas de ocaso...
Ya los pájaros son todos color negro profundo
y de sí mismos asustados..
Ya la luz es ausente, su halo oculto
y los sueños son todos finados.
Y mis pies ahora pisan los trozos finitos y cortantes del pasado, a tientas para no caerme, voy palpando las paredes de mi ocaso, húmedas, cansadas y cubiertas de enredaderas de hojas secas sin flores ni llantos, que crecieron bajo tierra a dos metros de la vida sin haberla nunca encontrado.