No se podía esperar de otra manera viviendo de un hijo del país con la industria del espectáculo más grande del mundo. La entrada de Obama en Cuba ha sido, sencillamente, espectacular.
Desde las últimas medidas anunciadas por Los Estados Unidos, sobre todo la posibilidad de que Cuba pueda realizar operaciones financieras usando el dólar estadounidense y la flexibilización de los viajes de sus nacionales a nuestro país -quienes no obstante todavía no pueden venir a hacer simple turismo-, hasta las dos últimas acciones publicitarias que involucran a una cubana común y al personaje humorístico más famoso del momento.
Es un golpe maestro. Uno de cuidado. Y no estoy imaginando cosas. Desde el discurso aquel del 17 de diciembre, del 17D como ya se le conoce, el presidente Obama dejó claro que el clima amistoso era una renuncia a los métodos que nada habían logrado durante más de cincuenta años...