La historia de un burro llamado Tor y de una mastina denominada Rege, publicada en La Voz de Galicia, no pasa desapercibida para nadie. María del Amor, dueña de ambos, vive en Lourenzá con sus animales. El burro zamorano Tor llegó al hogar a finales de octubre del año pasado y desde el primer momento fue como “el hijo” de la mastina Rege. Esta “relación tan especial” llamó la atención de los medios.
María recuerda cómo fue su viaje a León, donde finalmente escogieron a Tor. “Fuimos a hacer un curso de manejo con la Asociación de Criadores del Asno Zamorano-Leonés. Al principio fui con la intención de pillar una hembra, pero, al llegar allí, fue Tor quien nos escogió a nosotros”, afirma la dueña.
Desde hace muchos años, el sueño de María era tener un burro, y vio cómo se cumplía hace cinco años con la llegada de África. Con la aparición de Tor, la dueña la puso con los otros burros, pero el zamorano no estaba cómodo y ellos tampoco le prestaban mucha atención. Tras ver que no compaginaban, fue Rege, la propia mastina, la que se acercó al verlo solo y desde ese momento son inseparables. Rege lo adoptó hasta el punto de llorar cuando no está con él. “Cuando estaban separados, no podían vivir el uno sin el otro. Así que decidimos que siempre estuvieran juntos”.